viernes, septiembre 29, 2006

Kanku.


"... Mil días de instrucción, un principiante; Diez
mil días de instrucción, un maestro."

Masutatsu Oyama.


Levanta las manos al cielo. Que los dedos se toquen. Contempla el cielo a través del espacio que queda entre ellos. Tus manos unidas son el yin y el yan. ¿Ves el cielo?


Las puntas de tus dedos son la cúspide, la cima más alta. Tus muñecas son el poder, la fuerza. El centro es la infinidad, la profundidad en cuanto a conocimiento.

Dibujalo en tu mente y encierralo en un círculo. Continuidad y movimiento.

Eso es el Kanku.

Pesadillas.

Por cierto... gracias por abrazarme cuando desperté temblando de miedo como una niña.
No te lo dije, pero gracias.

Necesidades.

Las fuerzas hostiles
Gustav Klimt 1902

el individuo que difiere de sus pares
que perturba o escandaliza a su familia o sociedad
suele ser calificado de insano acusado de enfermedad mental y perseguido
como enfermo
este acto de siquiatría llena necesidades importantes
el individuo que ve piernas azules de mujer volar
arbolitos cantar el mundo heder
es encerrado golpeado insulina con electricidad médicos
este acto de siquiatría llena necesidades importantes ¿necesidad del volar o cantar?
¿necesidades del individuo que difiere de sus pares
que perturba o escandaliza a su familia o sociedad y es
calificado de insano acusado de enfermedad mental
y perseguido como enfermo?

¿otras necesidades?
¿necesidades del individuo que no difiere de sus pares
que no perturba o escandaliza a su familia o sociedad
que no es calificado de insano acusado de enfermedad
mental ni perseguido como enfermo?

¿piernas azules de mujer volar no?
¿ni arbolitos cantar ni mundo heder?

Juan Gelman

miércoles, septiembre 27, 2006

Acrobacias en la espiral.

Hay un mundo ahí fuera. Hay un mundo real en el que crecen los árboles y viven mis amigos. Un mundo donde el pequeño V. aprende a sonreir y existe un futuro. Un futuro luminoso en el que al final siempre sale todo bien. Al final, como si a alguien le importaran los finales.

También hay una espiral ahí fuera. O quizás aquí dentro. Una espiral oscura a la que a veces me asomo. La espiral que me lleva a regodearme al esnifar coca, al tomar más pastillas de las necesarias, a jugar a que no queda esperanza, a que la soledad duele tanto que cualquier cosa vale con tal de acallarla. Una espiral de fango emponzoñado. En ella aún resuena aquella voz en las nieves eternas que se desgarraba por mí. No quiero volver a pasar una Nochevieja como aquella. Cómo dolía, cómo dolía vivir. Como el día que me gritó en el coche. Algo dije yo primero, eso lo sé, pero no recuerdo, sólo el dolor lacerante. El ir tras él para insultarle. Conducir deseando pegar un volantazo y estrellarme contra cualquier esquina. Como aquella tarde de Inverness en la que por un momento quise lanzarme al río.

Pero después me regaló mi cruz.
Y después desapareció la cruz.
Y un día llegó un anillo de coral de Bali.

- ¿Quieres casarte conmigo?
- Claro, por el rito balinés.

Y sonreir, y amar y desaparecer de mis propios límites.
Eran otros tiempos. Los de la intensidad. Creía en los ángeles. Aún cuando estuvieran sus alas cargadas de cadenas.

Fotograma de "El cielo sobre Berlín"
Wim Wenders 1987
¿Quién sabe por qué recuerdo esto ahora? En la pequeña librería de mi niña encuentro hoy unas palabras: el funambulista sólo logra su objetivo confiando en el vértigo y no resistiéndose a él. Confiar. Dejar de resistirme a la vida.

Quiero que se calme ya esta opresión en el pecho. Voy cerrando frentes mientras otros nuevos se abren. Negociar en el trabajo, amenaza de embarazo, el dinero que de pronto es problema. Y vivir cada día. Uno tras otro. A veces me parece tan difícil que estoy segura de que no seré capaz.

Recuerdo haber deseado estar loca, dimitir de la vida real, del mundo de los cuerdos, rendirme, desaparecer sin dejar de existir. Un nuevo yo más cobarde si cabe, sin responsabilidades, sin cuentas que rendir.

Pero nada de esto es real. Sólo el mundo en el que viven mis amigos y V. se aferra a mi dedo con su manita. Buscaba un sentido y sólo lo encontraba en el amor sin darme cuenta que esa intensidad era otra clase de anestesia. Ni ángeles, ni espirales. Quizás la clave la tuviera Mahfuz cuando decía que el sentido de la vida no era independiente de la vida misma: "Vivir quiere decir comer, beber, dormir, amar, trabajar, pensar. Tal es el sentido de la vida". Tan sencillo, tan complejo.

domingo, septiembre 24, 2006

Disappointed Love.


Amor decepcionado
Francis Danby 1821

Lienzo.

Salió el sol. Pasó la borrachera.

Y las opciones son infinitas.
Va a ser divertido entrar en el futuro.

¿Qué hacer?

¿Qué hacer cuando a Caperucita le arrancan su capa?
¿Qué hacer?


Temblar.

Temblar.

Temblar. Gritar. Llorar. Temblar.

¿Qué hacer cuando te golpean la mejilla? ¿Qué hacer cuando entregas tu alma y tu amor es incapaz de tomarla entre sus manos? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer?

Pedir coca. Llorar. Temblar. Temblar.

En medio de la noche. Vestida de negro. Zapatos de tacón. Temblando. Temblando. Te quiero. Te quiero. ¿Qué hacer?

El alcohol no basta. Tus sueños te sostienen a duras penas. ¿Qué hacer? ¿qué hacer, amor, qué hacer? No hay Valium. ¿Lexatín? Mi niño, mi amor, ¿qué hago ahora? ¿qué hago? ¿te dejo atrás? ¿te espero?

¿Qué hacer? ¿qué hacer?

¿Qué me has hecho? Así, cobardemente, así, sin tan siquiera hablarme, un mensaje en el teléfono. No puedo. Lo siento. Yo sí que lo siento. Cicatriz sobre cicatriz. ¿Aún he de creer en el amor? Hijo de puta. Hijo de puta. Te quiero, pequeño, te quiero, hijo de puta te quiero.

Dios... Te quiero.

sábado, septiembre 23, 2006

Niña.

Cupido descansando
Julia Margaret Cameron 1872


En la palma de mi mano cabe un Universo; en la palma de mi mano late un Universo.

Dibujo en ella un niña.

En su pelo enredo historias; en sus ojos hago arder galaxias enteras.

sábado, septiembre 16, 2006

Amor y muerte. Sexo y muerte.

Entierro de Atala
Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson 1808

“Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente”

Reconocí las palabras en cuanto las vi por primera vez. Era una adolescente romántica y en los versos del poeta creí reconocer mi propia voz. Ahí estaba la clave. “Quiero amor o la muerte. Amor o la muerte”. Las susurraba una y otra vez y veía en ellas el sentido de la propia existencia. ¿Para qué vivir si se sabe que la muerte está próxima sino es por amar y ser amados? ¿Acaso tenía sentido este cuerpo y este tiempo que nos había sido regalado si no había una persona, al menos una persona, a la que entregarnos y que se entregara a nosotros? No, aquella adolescente lo tenía muy claro: amor o muerte.

Pero aquella chiquilla de lo que hablaba era de vida, del sentido mismo de la existencia, mientras que esta mujer que soy hoy ha recordado el viejo poema mientras pensaba en la relación del sexo y la muerte. Eros y Tánatos, todo un clásico. Una deliciosa novela “El necrófilo” de Gabrielle Wittkop me ha abierto los ojos a un mundo oscuro, morboso y fascinante.

El marqués de Sade lo conocía bien: "no hay mejor medio de familiarizarse con la muerte que aliarla a una idea libertina".

Brutalidad y desesperación, maldad, depravación. El sexo tiene límites infinitos y temibles. El deseo y la carne puede hacernos más fuertes o destruirnos. Es realidad, vida, y al mismo tiempo sueño y muerte. Perturbación. Actos antinaturales. Violentación. Sometimiento.


Capricho 10 El amor y la muerte
Francisco de Goya 1799

Entrega.

Quisiera morir en tus brazos...
Haz de mí lo que quieras...
Soy tuya, tuya...

La voluntad de poseer por entero al objeto amoroso. Amor o muerte. Violencia. Y quien lo entiende mal, estúpidos amantes cerriles, prefieren matar al amado antes que perderlo. Pero no es eso de lo que hablo, sino del placer. Del abandono voluptuoso a la perdición, el goce, difuminar nuestros propios límites, borrarlos. La pequeña muerte, le petite morte. Abandonarse al descontrol, la locura.

Me pierdo por la red y releo fragmentos de viejos libros olvidados en mis estanterias. La fascinante "Historia de O", el catálogo de extrañas fijaciones sexuales que dibujó Krafft-Ebing a finales del XIX, la biografía de psicópatas reales que violaron, mataron, mutilaron y gozaron de las perversiones más macabras como Henry Lee...

Un escalofrío recorre el cuerpo y es imposible saber si lo origina el miedo o el placer. ¿Atracción o repulsión?

Para Sade, nada detiene el libertinaje: " la verdadera manera de extender y multiplicar sus deseos es querer imponerle límites...no hay nada que lo contenga".

Sin límites, sin contención... No es de extrañar que haya tanta gente aterrada ante la idea de dejarse llevar. ¿Quién sabe qué oscuras zonas de sus mentes saldrían a la luz?

Unidad en ella.

La Donna della Fiamma
Dante Gabriel Rossetti 1870

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

Vicente Aleixandre
La destrucción o el amor

jueves, septiembre 14, 2006

Tot açò que ja no pot ser.


Closeup Kiss
Marcus Uzilevsky

Et besaria lentament, et soltaria els cabells, t'acariciaria els muscles, t'agafaria el cap per a besar-te dolçament, estimada meua, dolça meua, i sentir-te, encara més nina, més nina encara sota les mans, dessota els pèls del meu pit i sota els pèls de l'engonal, i sentir-te sota el meu cos, amb els grans ulls oberts, més que entregada confiada, feliç dins els meus braços. Et veuria anar, tota nua, anant i tornant per la casa, tot açò que ja no pot ser.

Sóc a punt de dir el teu nom, sóc a punt de plorar-lo i d'escriure'l per les parets, adorada meua, petita. Si em desperte, a les nits, em desperte pensant en tu, en el teu daurat i petit cos. T'estimaria, t'adoraria fins a emplenar la teua pell, fins a emplenar tot el teu cos de petites besades cremants. És un amor total i trist el que sent per tu, criatura, un amor que m'emplena les hores totalment amb el record de la teua figura alegre i àgil. No deixe de pensar en tu, em pregunte on estaràs, voldria saber qué fas, i arribe a la desesperació. Com t'estime!

Dánae
Gustav Klimt 1907

Em destrosses, t'acariciaria lentament, amb una infinita tendresa, i no deixaria al teu cos cap lloc sense la meua carícia, petita meua, dolça meua, aliena probablement a l'amor que jo sent per tu, tan adorable! T'imagine tèbia i nua, encara innocent, vacil.lant, i ja decidida, amb les meues mans als teus muscles, revoltant-te els cabells, agafant-te per la cintura o obrint-te les cames, fins a fer-te arribar, alhora, amb gemecs i retrocessos, a l'espasme lent del vici; fins a sentir-te enfollir, una instantània follia: tot açò que ja no pot ser, petita meua, dolça meua.

Et recorde i estic plorant i sent una tristesa enorme, voldria ésser ara al llit, sentir el teu cos prop del meu, el cos teu, dolç i fredolic, amb un fred de col.legiala, encollida, espantada; vull estar amb tu mentre dorms, el teu cul graciós i dur, la teua adorable proximitat, fregar-te a penes, despertar-te, despertar-me damunt el teu cos, tot açò que ja no pot ser. Et mire, i sense que tu ho sàpies, mentre et tinc al meu davant i t'estreny, potser, la mà, t'evoque en altres territoris on mai havem estat; contestant les teues paraules, visc una ègloga dolcíssima, amb el teu cos damunt una catifa, damunt els taulells del pis, a la butaca d'un saló de reestrena, amb la teua ma petita dintre la meua, infinitament feliç,
contemplant-te en l'obscuritat, dos punts de llum als teus ulls, fins que al final em sorprens i sens dubte em ruboritzes, i ja no mires la pantalla, abaixes llargament els ulls. No és possible seguir així, jo bé ho comprenc, però ocorre, tot açò que ja no pot ser.

Dona sentada
Egon Schiele 1917

Revisc els dolços instants de la meua vida, peró amb tu. És una flama, és una mort, una llarga mort, aquesta vida, no sé per qué t'he conegut, jo no volia conéixer-te... A qualsevol part de la terra, a qualsevol part de la nit, mor un home d'amor per tu mentre cuses, mentre contemples un serial de televisió, mentre parles amb una amiga, per telèfon, d'algun amic; mentre que et fiques al llit, mentre compres en el mercat, mentre veus, al teu mirall, el desenvolupament dels teus pits, mentre vas en motocicleta, mentre l'aire et despentina, mentre dorms, mentre orines, mentre mires la primavera, mentre espolses les estovalles, mor un home d'amor per tu, tot açò que ja no pot ser. Que jo me muir d'amor per tu.
Vicent Andrés Estellés

martes, septiembre 12, 2006

Recordar sensacions.

Tengo una costumbre tonta, hacer listas de todo. Es mi manera de ordenar los pensamientos y el mundo a mi alrededor. Sistemizar, no dejarme ahogar por el caos y la confusión. De pronto en una pequeña libreta encuentro la siguiente lista:

Recordar sensacions
  1. El contacte amb la terra em dóna força.
  2. Sóc terra, sóc foc, sóc aigua, sóc aire.
  3. Crec en mí. Sóc valuosa, puc enriquir els altres.
  4. Sóc dona, sent les corrents de força circular pel meu cos.
  5. Control.lar la respiració, meditar, em faria sentir açò millor.
  6. Els arbres són els primers temples.
  7. La meua ànima té capacitat i ganes de crèixer.
Pero soy incapaz de recordar a qué andaba dando vueltas esa pequeña soñadora o de donde venía. No importa, me alegra haberla encontrado justo ahora cuando necesito recuperar la paz y la alegría. Soy rica porque tengo a mis amigos y un mundo lleno de posibilidades.

Si te dicen que caí
(es verdad, y es verdad)
No sientas ni un segundo más de lástima por mí
que me voy a levantar
y si te falta una imagen
quiero que me recuerdes así:
con el viento en las velas.

Calamaro.

El miedo.

Una mañana, nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal y como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.

El libro de los abrazos
Eduardo Galeano

Tenía su nombre siempre en la boca. Sentía sus efectos en mí. Hablaba y le acusaba de mi parálisis, pero jamás he sido tan consciente de su poder como ahora cuando he visto lo que es capaz de hacer sobre los otros. Ahora que le he mirado a los ojos entiendo mejor lo que me ha hecho a mí.

¿Cómo puede dejar de intentarse por el miedo a fracasar? Absurdo, ¿verdad?, pues es lo que he estado haciendo desde hace tanto que ni me acuerdo. Si un exámen me angustiaba decidía no presentarme e inmediatamente me sentía mejor. Me negaba a intentarlo, prefería asumir mi fracaso desde el principio para no sufrir después. Quise ser escritora, pero tenía pánico a ser mala. Ante ello, ¿qué mejor que no escribir?

Tener miedo a nuestros propios deseos es mucho más común de lo que pueda parecer. Los psicoanalistas dicen que el deseo suele ser vivido como peligroso. Tememos lo que deseamos. Quizás por la incertidumbre de nuestros deseos, son extraños a nosotros mismos. ¿El miedo a la libertad? Y aquí me reencuentro con mi pequeño y su Historia Interminable: ¿olvidáis lo que hay escrito en el Auryn? "Haz lo que desees", y el dulce Bastián es el encargado de mostrarnos que el camino de nuestros deseos es más doloroso de lo que jamás pudimos pensar.

Y si nuestra libertad ya es peligrosa, por inciertos y desconocidos nuestros deseos, ¿cuánto más miedo habremos de tener a la libertad del otro? Otra mente que no es la nuestra, la mente amada, soñando, deseando, en los subterráneos de su alma, allá donde nosotros no somos capaces de llegar. Allá donde nos aterra llegar.

Quizás, por eso mismo, a veces el mismo sexo nos da miedo si nos acercamos a sus límites. Pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión.

domingo, septiembre 10, 2006

Érase una vez...

...un cuento que parecía lleno de ventajas.

Andaba por tierra firme tambaleándome un poco, llena de miedos pero con ilusión por superarlos, asustada pero con fuerza, cuando de repente el suelo se ha hundido bajo mis pies.

Acabo de caerme por otro agujero. Mierda.

jueves, septiembre 07, 2006

Insomnia.

Noche
Edward Burne-Jones 1870

Imposible dormir, demasiados nervios. Los comics y las novelas se amontonan sobre la mesilla de noche. Empiezo a pensar en ese paquete de cigarrillos abierto en la mochila. Estoy demasiado nerviosa, ¿qué me pasa? Los fantasmas se agolpan de pronto, me roban el sueño y la paz. De dar tantas vueltas he deshecho la cama. Mañana vuelvo a marcharme. Hace un mes que no veo a mis padres y mi madre me envia de vez en cuando escuetos sms que me suenan demasiado ariscos y no contesto. Esos cigarrillos... Leía un comic antes de dormir que me tiene enganchada, Strangers in Paradise. Últimamente encuentro comics fabulosos: la saga de los Borgia con dos pesos pesados como Manara y Jodorowsky es increíble (si os gusta el erotismo morboso, claro). A mí me encanta. Hoy me he cortado el pelo y estoy horrorosa. Definitivamente voy a fumarme un cigarrillo en el balcón. ¿Qué me pasa? ¿Por qué me atormentan imágenes enterradas?

Y me pierdo en el blog y leo a Esther y me golpean sus espectros, que a veces parecen los míos. Y estoy harta de dar vueltas y estoy harta de que se me vaya la cabeza y los pensamientos se me condensen tanto que soy incapaz de formularlos. Y me preguntan "¿qué te pasa?" y siempre respondo "nada" o "no lo sé". Jodida inseguridad patológica, jodido sentimiento eterno de desamparo. ¿Por qué esta necesidad de acurrucarme y ser bebé? ¿Cual es la fuente de tanto miedo? Miedo, miedo, miedo, siempre miedo. Miedo a amar, miedo a que me amen, miedo a estar sola o a dejar de estarlo, miedo a decidir, miedo a equivocarme una vez más, miedo a fracasar, miedo a haberlo hecho ya, miedo, miedo, miedo.

Miedo.

lunes, septiembre 04, 2006

El gato y la pantera.

El gato ronroneante se convierte en pantera. El espacio de mi cuerpo le queda estrecho, noto como se revuelve y da vueltas en mi interior. Se siente preso y su inquietud es la mía. Su desasosiego me obliga a coger el coche y apretar el acelerador. Escapar de casa. Huir. Escapar hacia lo que parece ser adelante. Aquí, ahora, no tengo sentido. Devoro kilómetros y el animal parece calmarse. Por si acaso no le doy tregua y sólo paro a poner gasolina. Hasta que llego a mi destino. Una cerveza en la terraza (¿desde cuando me he aficionado a la cerveza?), mi pequeña Moleskine negra y un motivo para esperar. El gato parece tranquilo ahora.

Ni tan siquiera he estado en Valencia dos días. Tres semanas en la Isla Encantada, un fin de semana largo en Madrid y volver a casa me ahoga.

Aquí el calor es sofocante. Por las calles parece que falta aire para respirar. Hoy ni tan siquiera he salido. Pensaba volver al Reina Sofía, hundirme en la contemplación de los lienzos, emocionarme ante algunos de ellos donde parece vislumbrarse una verdad... pero de pronto no me apetece moverme. Me siento cansada y es todo confuso, el gato se agita hoy. Pronto la realidad me agarrará del brazo y tendré que pensar seriamente en el trabajo y en como quiero enfocar mi vida. Pero por ahora soy incapaz de hacer planes. El calor es demasiado pegajoso, mi cuerpo se limita a sentir y mi cabeza ha dejado de pensar. Y aquí estoy, tirada en la cama revuelta comiendo chocolate y leyendo comics.

¿Y qué más da? De vez en cuando a una le viene bien tomarse vacaciones de sí misma.