sábado, marzo 27, 2010

Diagnóstico: Distimia.

Remito para apoyo psicológico a paciente con antecedentes desde hace años, en tratamiento psicológico también desde hace tiempo. Actualmente la paciente no puede por motivos económicos acudir a su terapeuta habitual. La paciente somatiza la ansiedad con un cuadro de dolor precordial que ha sido estudiado y descartada patología cardiaca. Actualmente en tratamiento con Trankimazin encuentra mejoría. Inicio tratamiento con Dobupal Retard de 75 mg.

Gracias. Un saludo.

Finalizando la consulta la paciente me comenta que en tres ocasiones se ha producido "abuso" de Benzodiazepinas que han requerido ingreso. La paciente insiste que no tenía ideas autolíticas.

lunes, marzo 15, 2010

Las andanzas de George y Mildred I

Chico encuentra chica
Lambert Kriedemann


Estas son las andanzas de George y Mildred. Claro que es un cuento que nunca he contado y puede que al traducir aquellos hechos a palabras, el relato resultante no sea del agrado de ninguno de los dos. Pero probablemente la historia de George no sea la misma que la de Mildred, ya saben que las cosas no son ni de una manera ni de otra sino como nos las contamos, pero lo bueno del caso es que eso ellos lo saben y aún a sabiendas de que parten de sus respectivas individualidades, son capaces de atravesar alambradas de susceptibilidades, barrios de peleas y solares de pensamientos yermos, para alcanzar un territorio común, su ciudad secreta, el lugar donde pueden darse las historias de George y Mildred.

Podría empezar por el principio de las cosas, su primer encuentro en una cena de cumpleaños. Pero en aquel restaurante del casco viejo, ella no llegó a verle y él, atento a cada movimiento de los engranajes del mundo a su alrededor, apenas le había lanzado una de sus miradas brillantes. O quizás podría empezar unas horas más tarde, cuando él se metió bajo su vestido, pero como había llegado su cabeza ahí, ella no lo recuerda bien y ni siquiera entonces él era George ni ella Mildred. Eran dos desconocidos estudiando un adversario, mirándose con sorpresa, reconociendo un igual, y entonces, sin saber muy bien cómo ni por qué, se dieron sus primeros nombres. Y aunque ese pudiera ser un buen comienzo de cuento, el del Pequeño Yonki y su Aprendiz, me gusta más la parte en que ellos dos ya son ellos mismos el uno para el otro, es decir George y Mildred, y como he de ser yo la que desenrede la madeja de esta historia, empezaré a estirar el hilo de una noche en la ciudad, que es un buen principio, tan válido como cualquier otro.

Una noche en la ciudad. La discoteca está atestada y el calor es insoportable. Al entrar en el baño las sandalias de ella chapotean en orines recalentados. Es el baño de los hombres, pero Mildred ha seguido a sus amigos a través del mar de sudor y cuerpos apelmazados para meterse en uno de los retretes y hacerse un par de rayas. Le apetecía la droga pero aunque no hubiera sido así, les hubiera seguido de todos modos hasta aquel baño maloliente. No se quería quedar sola bajo ningún concepto, con gente que trataría de hablarle por amabilidad y la violentarían aún más al enfrentarla a la frustración de no verse capaz de darles la réplica aguda y desinhibida que la ocasión requería. No, sola en medio de esa masa opresiva con aquellos desconocidos ni de coña, así que les había seguido a aquel baño viscoso sin dudarlo, sobre todo a George. Sólo se sentía segura a su lado y de algún modo vago se había hecho el propósito de convertirse en su sombra y andaba tras él toda la noche como un perrillo abandonado.

Pero ya he vuelto a perder el hilo, ¿dónde estaba?, ah sí, en aquel baño. Hace demasiado calor y el alcohol oprime las sienes de Mildred. Se moja la cara y las muñecas al salir, pero sigue agobiada y perdida. La música no es música sino ruido que impide las conversaciones, no es que impida hablar, es que no le permite pensar y Mildred no sabe qué hacer. No se encuentra capaz de bailar ese ritmo, ni se le ocurre nada interesante qué decir. Se siente fuera de lugar y sus pensamientos pivotan sobre sí mismos, rebotan una y otra vez en la misma pregunta: ¿Qué coño hago yo aquí? ¿Por qué no me voy a casa? Pero aunque no sabe o no quiere contestarse el por qué, quien sea capaz de decirse siempre la verdad que tire la primera piedra, no quiere marcharse del todo, así que, cuando no puede más, opta por una opción intermedia y corre a refugiarse en el exterior.

Fuera la noche está detenida y el mundo vuelve a la realidad de la duermevela. El mismo aire que limpia los pulmones de Mildred del humo enrarecido de la discoteca limpia su mirada de sombras. Con la mente más lúcida es capaz de bifurcar su pensamiento en la fauna noctámbula que vagabundea por allí y al mismo tiempo preguntarse muy en serio por qué se esfuerza en aguantar despierta en ese local atestado en lugar de marcharse a su casa. Y es justo entonces, cuando el motivo que la ha anclado hasta esa hora de la noche sale de la discoteca, camina hacia ella y se queda mirándola con una sonrisa en los ojos.

martes, marzo 09, 2010

ENTREVISTA A HELEN FISHER, antropólga y especialista en el amor romántico.

Sus hombres no tenían rostro
David Seltzer 1989

“El amor romántico es una droga adictiva”. ¿Cómo puede controlarse esta adicción?
Efectivamente, tiene todos los síntomas: a medida que el tiempo pasa, uno quiere más y más de la persona deseada. Además, es una adicción muy difícil de controlar. Creo que la mejor forma de hacerlo es afrontarlo como una sustancia adictiva. Cuando alguien ha sido rechazado, lo mejor es deshacerse de todo lo que le recuerde a esta persona, no llamarla ni contactarla nunca más, salir y hacer cosas que le distraigan. Eventualmente, la química cerebral del amor romántico irá amainando, tal y como sucede con el síndrome de cualquier adicción.


¿Amamos inconscientemente al otro por lo que tiene de nosotros mismos o por lo que nos diferencia?
Amamos por tantos cientos de razones diferentes... Pero la mayoría de las personas ansían una unión emocional con su amado; normalmente, esa separación emocional, física o espiritual con la persona que aman no es deseable.

¿Cómo se configura en una persona el mapa inconsciente del amor, ese patrón que marcará nuestras relaciones amorosas de por vida?
Cuando crecemos, inconscientemente empiezan a gustarnos y disgustarnos determinadas cosas, incorporamos valores específicos, ideas y principios. Configuramos nuestro gusto. De la misma manera, construimos inconscientemente un mapa del amor que funciona como un conjunto de rasgos que buscaremos en nuestra pareja.

¿Es posible amar a dos personas a la vez?
Creo que es muy posible sentir un profundo apego por una pareja con la que uno lleva mucho tiempo, y a la vez estar locamente apasionado por un amor romántico hacia otra persona distinta, y además sentirse atraído sexualmente por otros individuos. Estos tres sistemas cerebrales (lujuria, amor romántico y apego) no están bien conectados a nivel cerebral. Pero lo que sí creo que es imposible es sentirse locamente apasionado por un amor romántico hacia más de una persona al mismo tiempo. El amor romántico está asociado con la obsesión hacia una persona, y es imposible obsesionarse con dos personas a la vez.

¿Cuánto dura por término medio la pasión amorosa?
Puede durar la vida entera si existe una barrera real en su relación, tal como que uno de los dos esté casado con otra persona diferente, o que los dos vivan en continentes distintos, por ejemplo. Pero los estudios de amantes que comparten la vida diaria demuestra que el amor romántico no dura más que entre 18 meses y tres años.Sostiene que es posible mantener viva la llama del éxtasis romántico en pareja de larga duración.
¿Podría apuntar alguna receta?
Sí, creo que sí puede mantenerse vivo el romance. Lo más importante es hacer juntos cosas novedosas, que sean excitantes, llamativas, nuevas e incluso ligeramente peligrosas. Estas novedades excitantes elevan los niveles de dopamina en el cerebro y son capaces de estimular los sentimientos de romance. Por esto se explica que las vacaciones puedan resultar tan románticas.