miércoles, mayo 30, 2007

Que todo está por hacer y todo es posible.

Ara mateix enfilo aquesta agulla

amb el fil d'un propòsit que no dic

i em poso a apedaçar. Cap dels prodigis

que anunciaven taumaturgs insignes

no s'ha complert, i els anys passen de pressa.

De res a poc, i sempre amb vent de cara,

quin llarg camí d'angoixa i de silencis.

I som on som; més val saber-ho i dir-ho

i assentar els peus en terra i proclamar-nos

hereus d'un temps de dubtes i renúncies

en què els sorolls ofeguen les paraules

i amb molts miralls mig estrafem la vida.

De res no ens val l'enyor o la complanta,

ni el toc de displicent malenconia

que ens posem per jersei o per corbata

quan sortim al carrer. Tenim a penes

el que tenim i prou: l'espai d'història

concreta que ens pertoca, i un minúscul

territori per viure-la. Posem-nos

dempeus altra vegada i que se senti

la veu de tots solemnement i clara.

Cridem qui som i que tothom ho escolti.

I en acabat, que cadascú es vesteixi

com bonament li plagui, i via fora!,

que tot està per fer i tot és possible.

Miquel Martí i Pol


Gather Ye Rosebuds While Ye May
John William Waterhouse 1909

Ahora mismo

Ahora mismo enhebro esta aguja

con el hilo de un propósito que callo

y empiezo a remendar. Ninguno de los prodigios

que anunciaron taumaturgos insignes

se ha cumplido, y los años pasan de prisa.

De poco a nada, y siempre con viento de cara,

qué largo camino de angustias y silencios.

Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo

y plantar los pies en el suelo y proclamarnos

herederos de un tiempo de dudas y renuncias

en el que los ruidos ahogan las palabras

y con muchos espejos medio deformamos la vida.

No nos sirve de nada la añoranza o la queja,

ni el toque de displicente melancolía

que nos ponemos por jersey o por corbata

cuando salimos a la calle. Tenemos apenas

lo que tenemos y basta: el espacio de historia

concreta que nos toca, y un minúsculo

territorio en que vivirla. Pongámonos

de pie otra vez y que se escuche

la voz de todos solemne y clara.

Gritemos quiénes somos y que todos lo escuchen.

Y al acabar que cada cual se vista

como bien le plazca y ¡despertaos!

que todo está por hacer y todo es posible.

viernes, mayo 25, 2007

Humphrey.

Mujer sentada con gato
Pierre Bonnard 1860

Le gustaba acostarse encima de mi pecho mientras hacía
ron-ron-ron. Asomaba su cabecita por encima del periódico o el libro que estuviera leyendo. Ya ves, con la rabia que me daba que no me dejara leer y ahora se me saltan las lágrimas. Cuando llegaba a casa siempre estaba esperándome en la puerta y no dejaba de maullar y pedirme cariños hasta que no le hacía un poco de caso. Si me ponía en el ordenador se paseaba por el teclado y yo protestaba y lo dejaba caer en el suelo. Se pasaba la mayor parte del día durmiendo y cuando llegaba la noche le entraban ganas de hacer carreras en el pasillo. Pobrecito, siempre me sentí un poco culpable por no hacerle más caso. Ahora que no está, echo de menos a mi gato.

Tenía el pelo negro más brillante y suave de mundo.
Estudio de un gato (fragmento)
Thomas Gainsborough 1765-69
Humphrey llegó a mi vida por casualidad. Hacía poco que había salido de casa de mis padres y aquel piso alquilado del Cabanyal con vistas al mar me encantaba. Recuerdo aquella casa blanca y azul, con un trazo de color rojo, un sofá de color granate. Tenía una caja de cartón cubierta con una tela como mesa y lienzos de un antiguo novio pintor colgados en las paredes. Trabajaba en un programa de reportajes de actualidad, lo que siempre había deseado. Estaba enamorada, era joven, independiente y feliz. O al menos así recuerdo aquellos tiempos en aquel piso blanco y azul con vistas al mar. ¿Quién sabe como fueron en realidad?

Por aquella época fuimos a grabar a Alicante, era un reportaje fácil, uno de esos costumbristas sobre la Semana Santa. Después de la grabación todo el equipo nos fuimos a tomar una copa y el amigo de alguien se apuntó. Empezamos a hablar y de pronto el muchacho me ofreció un gatito y de pronto yo, que antes nunca había pensado en tener mascota, dije que sí. Al día siguiente el muchacho se presentó en mi hotel con una caja de cartón. Y dentro estaba aquella bolita negra, aquella preciosidad de grandes ojos que se había convertido en mi responsabilidad. Ahora ese bichito dependía de mí, toda su felicidad y bienestar dependían de mí. Y en el pecho me creció un amor irracional y generoso hacia aquel pequeño ser vivo.

Siempre me acuerdo de cómo se durmió en el coche camino de casa. Con las patitas de delante y la cabeza colgando fuera de la caja de cartón. De poco no nos estrellamos en la autopista cuando empecé a gritar que a mi gato le pasaba algo, que no respiraba y que se me había muerto, pero qué va, el tío caradura se había dormido tan tranquilo. Y allí, en aquel coche, él y yo decidimos que su nombre era Humphrey, Humph. El más elegante, cariñoso y psicópata de los gatos. Mi Humph. El principio de una gran amistad.

Han pasado ya unos meses desde que desapareció, los meses de la crisis familiar y la mudanza, y lo cierto es que echo de menos a mi gatito. Cuando pienso en que pudieran haberlo atropellado y que aquel pequeñajo mimado y consentido pudiera estar sufriendo sólo, sin que yo esté a su lado, se me pone un nudo en la garganta. Era mi responsabilidad y le fallé. Y aunque sé que sólo era un gato, un gato común y puñetero, le echo de menos, y siento mucho no haberle sabido cuidar mejor.

Adèu Humph, carinyo, allà on estigues cuida't molt.

miércoles, mayo 23, 2007

No he desitjat mai cap cos com el teu.


La tempestat - La nóvia del vent
Oskar Kokoschka 1914

No he desitjat mai cap cos com el teu.
Mai no he sentit un desig com aquest.
Mai no el podré satisfer -és ben cert.
Però no en puc desistir, oblidar-te.
És el desig de la teua nuesa.
És el desig del teu cos vora el meu.
Un fosc desig, vagament, de fer dany.
O bé el desig simplement impossible.
Torne al començ, ple de pena i de fúria:
no he desitjat mai cap cos com el teu.
L’odi, també; perquè és odi, també.
No vull seguir. A mamar, tots els versos!

Vicent Andrés Estellés

viernes, mayo 18, 2007

Un tiempo y un lugar. Fragmentos de Moleskine.

Dicen que hubo un tiempo en que la luna amanecía de un naranja intenso. Y naranjas eran los botones de payaso que los árboles ofrecían a los pájaros golosos. Hubo un tiempo en que del humo de los porros emergían las palabras de Leopoldo María Panero y las mujeres se rompían de dolor en las escaleras del infierno. Hubo un tiempo en que siempre hacía frío, la humedad calaba los huesos y en los cines ponían 8 1/2 de Fellini.

Dicen que hubo un tiempo como otros han de venir.
Dicen que hubo un lugar donde las niñas morían por amor. Pobre Ofelia.

Un lugar donde en el agua estancada de los pozos brillaban algas blancas, fosforescencias amarillas tras los ojos de las niñas ahogadas. Un lugar donde la oscuridad era un círculo que atrae.
Un sumidero donde nacen y mueren las pesadillas. Carne hinchada, peces muertos.

Y los poetas caen bajo las balas. Y las suicidas callan.

Los elementos.

Ofelia
John William Waterhouse 1889

Hace tiempo que lo echo de menos: la tierra bajo mis pies y el sol en el rostro. Oigo correr el agua risueña de un riachuelo mientras la brisa despeina mis cabellos. Soledad con los elementos: agua, aire, tierra y fuego, contactar con ellos en mi interior. Cerrar los ojos para sentir como mis pies se apoyan en el suelo, como la tierra madre me mece y me sostiene en su abrazo. El aire que se introduce en mí y expande mis pulmones trayéndome la vida. Sentir el agua en mi boca, el agua que moja mis genitales. El fuego en la piel, mi cuerpo vivo y caliente.

Echo de menos su alquimia.

sábado, mayo 12, 2007

De entre los muertos: la Hammer vuelve de la tumba.


Christopher Lee con Barbara Shelley en "Dracula, Prince of Darkness" Hammer 1966

John De Mol, el padre de Gran Hermano, ha comprado la mítica Hammer. La fábrica de terror británica llevaba años en la duermevela esperando que alguien la devolviera a la vida. Pero... ¿De Mol? ¿Será capaz de sacarle lustre a la vieja Hammer? ¿Quitarle las telarñas, añadirle oscuridad y sangre y estrenar nuevos clásicos de terror sin caer en el esperpento y la truculencia absurda?

Ojalá... Ahora que el terror parece llegar sólo de Oriente, se echa de menos el chirriar de las cancelas. Bienvenida Hammer.

miércoles, mayo 09, 2007

Azul II : ¡Huyamos, huyamos del azul!


Orígen de la vía láctea
Tintoretto 1577 - 1579


Díptico Wilton
Maestro anónimo 1395


Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah-nagl fhtagn


"That is not dead which can eternal lie,
And with strange aeons even death may die."
The Nameless City
H:P. Lovecraft 1921

Dicen que Lovecraft fue un ave nocturna y un cazador de sueños. Dicen que se dedicó a contemplar las estrellas, a leer con avidez cuanto caía en sus manos y, sobre todo, a escribir. Encerrado en un mundo de pesadillas no pudo el aire más que convertirse en los malsanos efluvios que emergen de la ciudad de R’lyeh, y con semejante carga Lovecraft se embarcó en un viaje sin retorno hacia una nueva dimensión: el miedo cósmico, el «terror de los espacios infinitos».

En marzo se cumplieron 70 años de su muerte, así que, con retraso pero alentada por la genial Petite he decidido homenajearle por mi cuenta. Releo sus Mitos y me abandono a este terror infecto que resquebraja la razón y nos aboca a la locura.

Lovecraft reinventa los terrores góticos y transforma los castillos tenebrosos en ruinas de geometrías imposibles. En su mitología encontramos seres informes venidos de allende el espacio, terribles cultos inmemoriales, ritos paganos secretos y malévolos dioses primordiales. Sombras agazapadas en la noche que susurran en idiomas imposibles. Horrores que nuestro cerebro no puede llegar ni a imaginar. ¿Acaso la infinita pequeñez del ser humano puede tratar de entender aquello que va más allá de la eternidad y el espacio? Lovecraft pareció tener siempre clara la respuesta: no, no podemos entender. El precio de intentarlo es nuestra cordura.

Y el miedo se conviertió en horror cósmico.

viernes, mayo 04, 2007

Azul.


...¿qué grado de azul podrá absorber el ojo?
Joseph Brodsky

De pronto me encuentro pensando en el color azul, parece que últimamente lo encuentro en todas partes. Contemplo los lienzos de la National Gallery o los Tintoretto del Prado y me hablan de ese magnífico azul ultramar. Como en la cafetería del trabajo y alguien se pregunta en voz alta por el azul Klein. Es un color hermoso nadie puede dudarlo, pero en su inocencia angelical se oculta la perversidad de una inocencia dolorosa.

En la Edad Media llegó a Europa desde Afganistán. La pintura toscana del siglo XV empezó a sustituir el oro de los cielos por el azul ultramar. Era el más preciado de los pigmentos puesto que se confeccionaba con la piedra del lapislázuli machacado. El más caro, el más hermoso. El más peligroso. En los muros egipcios, los frescos pompeyanos, los manuscritos bizantinos del siglo VII, las tablas románicas... el azul.

Este color ejerce sobre el ojo una acción singular y casi inexpresable. Como color es una energía; sin embargo, se encuentra del lado negativo y, en su maxima pureza, es una nada excitante. Es algo Contradictorio, con aspecto de excitación y de tranquilidad.
J.W. von Goethe

Mantos virginales, cielos católicos para las almas justas, mares eternos...
Leonardo da Vinci, Vermeer, Fra Angélico y Albrecht Dürer, entre otros, usaron el “oro azul” en algunas de sus obras.


IKB 79
Yves Klein 1959

Yves Klein atribuyó un papel especial al color azul que, como el cielo y el mar, encarnaba los aspectos más abstractos de la naturaleza tangible y visual. Probó una y otra vez hasta encontrar ese azul mágico, símbolo de todo lo eterno. El resultado fue el IKB —International Klein Blue (Azul Klein Internacional)— un penetrante azul ultramar, copia artificial de los ricos azules del XIX, que patentó y le llevó a la fama. ¿Fue Klein un moderno Fausto que vendió su alma al azul?

Con el rojo sé a que atenerme. El rojo es mi color, el de la sangre y la vida. El negro lo entiendo y lo sé mío. La oscuridad ilimitada de la noche. O el verde que me enamoró con el vestido de terciopelo de Escarlata y el color musgo de las abadías o las tumbas semiolvidadas. Me gusta el verde, el verde fresco, vivo o profundo del follaje de bosques ignotos. Pero el azul... no me fío del color azul. Demasiada intensidad tras su aparente placidez. Demasiados azules dentro del azul. Tanta belleza puede resultar mortífera. La dama de hielo, la reina de las nieves, los angeles que golpean con su bondad y arrasan a su paso, espadas flamígeras de hielo azul.

Jane. Charlotte, Carlota. Magdalena. Sofía.

Ilustración de C. E. Brock para la novela Emma de Jane Austen
Edición de 1909

Jane. Charlotte, Carlota. Magdalena. Sofía.

- ¡No puedes poner esos nombres a tu hija!
- ¿No?

Jane. Charlotte, Carlota. Magdalena. Sofía.


No, no puedo.

Vosotras, tú, el otro yo posible, la oportunidad de apagar este proyecto de vida fracasado y empezar uno nuevo. Poco importa donde se rompió E., donde se volvió frustrante.

Pero no, así no debe ser, habrá que encontrar otro camino.


Esconderse en un lugar oscuro, una mansión de paredes rezumantes de humedad, una habitación con muebles de madera. El campo, largos paseos por el campo, siento el sol calentarme el rostro. Bañarse en el río, el agua fría estremece la piel. Calor, frío y largos paseos. Leer, leer, escribir. Un relato olvidado. Personajes, mujeres que lloran. Cerrar los ojos y abrirlos con una nueva mirada. No pensar, dejar que los pensamientos se acerquen y me tomen, que desaparezcan. No exprimirme el cerebro, no frotarse las sienes doloridas. Sólo el sol en el rostro y el campo a mi alrededor.


¿Hay que morir para renacer?


Tomar un tren. Llegar a Escocia, más allá de las Highlands, el norte verde y frío. Los lagos oscuros y negros. Las corrientes oscuras. Los castillos en ruinas.

Hay una mujer en un autobús en Cornualles. Es un día soleado. Vuelvo del final de la tierra, Land's End, y soy joven y feliz. Contemplo a esa mujer y quiero ser como ella. Valiente, independiente.

Es nuestra luna de miel. Los condes de la isla escuchan con una sonrisa. Un palacio de cuento, jardines que llegan al mar.

Dejar de pensar, fluir, sólo eso, ser río, agua fría y transparente; ser sol y piel caliente, una sonrisa y ojos entrecerrados; pies descalzos en la hierba; cantos redondeados por el agua del río, piedra suave, caliente por el sol. Dejar que la vida sea savia en mis venas, enseñar a la E. perdida a ser fuerte y hermosa. Coger la mano de esa pequeña, acariciarle la carita, abrazarla, dejarla llorar hasta que se duerma agotada en mis brazos. Esa niñita me necesita, quiero cuidarla, aprenderé a hacerlo.

Jane. Charlotte, Carlota. Magdalena. Sofía.

¿Sabías que Emma es nombre de reina? Mucho antes de que Guillermo desembarcara en Hastings, antes del año mil. Cuando los reyes de aquella tierra verde tenían nombres élficos.

Jane. Charlotte, Carlota. Magdalena. Sofía.