martes, septiembre 16, 2008

Una habitación propia.



Regina Cordium

Dante Gabriel Rossetti 1886

Virgina Woolf hablaba de la necesidad de tener una habitación propia.

Una habitación propia.

Una guarida, un refugio. Un espacio con el que pueda armonizar nuestro espíritu.Un espacio donde quitarnos los problemas del día, igual que nos quitamos los zapatos de tacón de nuestros pies cansados al acabar la jornada. Pero por supuesto, es mucho más que un espacio. Una habitación propia significa independencia.

¿Tenía Jane Austen una habitación propia? Sus biografías nos cuentan que escribía en su salita de recibir y ocultaba los papeles en cuanto llegaba una visita. Quizás se encontrara en plena descripción, quizás en aquel momento dibujaba con palabras el sonrojo en el rostro de Elizabeth Bennet o el fango de sus faldas cuando llegaba la Señora de tal o de cual y ella se veía obligada a hablar del tiempo o la próxima merienda de la parroquia. Y sin embargo, ella era independiente. No, una habitación propia no es sólo una habitación.

Escribir es crear en nuestro interior un palacio. Dibujar universos enteros en la palma de nuestra mano. La mujer que posea universos y palacios será fuerte y sabia. Por tanto, si quieres sentirte sabia, rica y hermosa, escribe. Escribe. Porque en tus palabras se encuentra la magia más poderosa, la de la creación. Ya no serás un simple satélite orbitando alrededor de un “él”. Ya no serás un corazón angustiado, un ansia palpitante. Tendrás un “yo”, serás alguien, con planetas y estrellas orbitando en tu interior, con brillo en los ojos y personajes entretejidos en tu pelo. Serás un universo en ti misma.

Virginia Woolf estaba loca. Estaba loca y era inteligente. Resulta curiosa la coincidencia aunque es probable que nada tenga que ver una condición con la otra. Inteligencia y locura. ¿Acaso se puede vivir de otro modo en este mundo? Virginia Woolf en su locura e inteligencia se preguntaba ¿qué es lo que necesitan las mujeres para escribir? Y su respuesta fue esa habitación simbólica y real que supone la plasmación física de la independencia económica y personal.

Para una mujer los espacios son muy importantes. Al menos para mí lo son. Los espacios físicos, la armonía del lugar que nos acoge. Orden y una cierta limpieza a nuestro alrededor, una taza de té calentito en la mano, el gatito que se frota contra nuestras piernas… Desde la seguridad física nuestro espíritu se crece y se eleva para construir nuevos espacios imaginarios que se cosen con palabras. Frases y palabras que enhebran nuevas frases y palabras que son alimento para el alma.

Hola a todos.

Estoy de vuelta.