lunes, febrero 13, 2006

Tarde de domingo.

Andaba ayer perdiéndome por los meandros de la melancolía cuando decidí ser fuerte. Me negué a hundirme en la tristeza lechosa que me tentaba y decidí buscar ayuda. Rebusqué entre mis cajas de libros y mi séptimo de caballería particular apareció enseguida: los cinco ejemplares de Harry Potter y Orgullo y Prejuicio. Medio litro de helado (vainilla con tarta de queso) y a la cama con un muñeco de peluche. Extendí los libros a mi alrededor y dejé que Humph se hiciera una bolita a mi lado. Y sí, lo conseguí, empecé a sonreir. Dudé un poco antes de elegir un amigo que me diera la mano en la tarde de domingo, pero acabé decidiéndome por la adorable Jane. Echaba de menos su humor restelleante de látigo. Abrí la primera página y empecé a leer:

Es una verdad universalmente aceptada que un soltero con posibles ha de buscar esposa.

Con un comienzo como este, ¿cómo no iba a sonreir? :-)

Antes de darme cuenta ya me había presentado con las mejillas arreboladas y las enaguas manchadas de barro en Netherfiel Park al lado de Elizabeth Bennet. Y nuestros ojos brillantes fascinaban a Darcy mientras la señorita Bingley se moría de celos.

La tarde de domingo murió, pero yo no me dí cuenta. Estaba salvando un amor de las garras del orgullo y el prejuicio en la Inglaterra victoriana.

2 comentarios:

J. A. P. dijo...

Amiga entrópica: llevamos varios días sin saber nada de ti. Te echamos de menos. Espero que estés bien.

Enttropia dijo...

Vivir. Exámenes. Curro. Escapadas. Lecturas absorbentes. Estrés. La primavera se acerca. Mucho estrés. Me voy pitando que llego tarde a clase. Todo bien, cuidénse mucho mis valientes.
:-)