martes, febrero 21, 2006

Lorca eran todos.

Vuelvo de Barcelona con Lorca en el pensamiento y una imagen. La de Isabel García Lorca descolgando un teléfono negro para escuchar una voz que susurra: "Lo que dicen es cierto, Federico García Lorca está muerto". Isabel se queda blanca, muda, incapaz de reaccionar. Con la espalda contra la pared se deja resbalar hasta el suelo. Han cortado los hilos y es una muñeca rota. El teléfono negro oscila como un péndulo. Su hermano está muerto, esos hijos de puta lo han matado. Y el odio, y la rabia y la pena que no encuentra lugar.

La muerte de Lorca es un juego de cajas chinas que esconde mil y una historias en su interior. La de Luis Rosales, el amigo que lo escondió y cuya se vida se tiñó con la sospecha de la traición. La de Emilia Llanos, su buena amiga, que murió con el nombre del poeta en los labios. La de Ramón Ruiz Alonso: ¿actuó por iniciativa propia? ¿sus hijas le repudieran por su actuación? El cerdo de Queipo de Llano, la mano tendida de Margarita Xirgu para alejarse de España...


La muerte viste de negro y baila flamenco mientras requiebra al poeta. ¡Tenía tanto miedo!

La muerte...¡Ay!... En cada cosa hay una insinuación de muerte. La quietud, el silencio, la serenidad, son aprendizajes. La muerte está en todas partes. Es la dominadora. Hay una insinuación de muerte en los ratos que estamos quietos. Cuando estamos en una reunión, hablando serenamente, mirad a los botines de los presentes. Los veréis quietos, horriblemente quietos. Son piezas sin gestos, mudas y sombrías, que en esos momentos no sirven para nada, están comenzando a morir... Los botines, los pies, cuando están quiertos tienen un obsesionante aspecto de muerte. Al ver unos pies quietos, con esa quietud trágica que solamente los pies saben adquirir, uno piensa: diez, veinte, cuarenta años más, y su quietud será absoluta. Tal vez unos minutos. Quizá una hora. La muerte está en ellos.

Dicen que a pesar de ello, era un hombre alegre, inocente. Dicen que tenía luz en los ojos. La guerra convirtió a nuestros vecinos, nuestra família, nosotros mismos en animales. Mataron un hombre inocente. Mataron miles de ellos. Y Lorca eran todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sangre derramada, sangre sobre la tierra, sangre en los cementerios, sangre en las manos, sangre en la boca, sangre en el mar, sangre en las ropas, sangre en los pies desnudos, sangre en los árboles, sangre en los muros de los hospitales, sangre en los ojos de un niño, sangre en el cielo, sangre desesperada, sangre de cariño infinito, sangre empapada, sangre usada, sangre de madrugada, sangre insomníaca, sangre equivocada, sangre en el alma, sangre que brota, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, acabada.