lunes, junio 19, 2006

¿Por qué no se suicida usted?

Friedrich Nietzsche
Edvard Munch 1906


Decía Nietzsche que quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo. Una vez me hicieron escribir una lista con razones por las cuales valía la pena vivir. Como diría Viktor Frankl: ¿Por qué no se suicida usted?

Sin pensar, lo primero que respondí era algo así como: porque creo en el futuro, porque tengo esperanza, porque sueño con volver a amar como amé. Pero no estoy segura de que fuera la respuesta correcta. De hecho, estoy segura de que no había respuesta correcta. A otros serán sus hijos los que le atan a la vida, un talento, la família... El vacío existencial está más extendido de lo que creemos. En una época y un lugar donde no existen ni patria ni religión, donde no hay dioses ni magia ni misterio, donde no hay más objetivos que los mundanos, donde la solidaridad es un palabra prostituida, todos andamos un poco necesitados de sentido, de porqué, para qué.

Hoy a la lista añadiría que el mundo es hermoso y estar vivos un regalo. Tocar, sentir, amar..., mi gente, mi raiz y mis sueños son motivos para vivir. ¿Entonces por qué es tan fácil perderse y caer en la oscuridad?

El sábado, en una carretera con curvas el viento me besaba el rostro y me dibujaba sonrisas; con los pies en el agua, desde una roca c
ontemplaba un río y los árboles susurraban. Y ese hombre me gustaba y el perro me hacía reir. Pero sin saber cómo las cosas se torcieron, y se torcieron un poco más. (Es esa maldita semilla oscura que aún no sé como limpiar). Y me marché del río con una manchita de oscuridad que fue creciendo y creciendo y me hizo equivocarme. Y me volví a marchar, enfadada y triste, devorada por una oscuridad que fuí alimentando a lo largo de la noche con polvo y alcohol. Demasiado polvo y demasiado alcohol. Y oía las palabras y hablaba, pero allí no estaba yo. Y a la gente que apreciaba trataba de explicarles que les echaría de menos pero me daba cuenta de que no lo hacía bien. Y la noche acabó, salió el sol y volví a encontrarme sóla, con los pies en el agua y un agujero donde suelo tener el corazón.

Hoy, la gente a la que quiero y que me quiere me han devuelto la fuerza y la luz. Y ni siquiera se han dado cuenta. A veces nos perdemos, pero si tenemos un porqué podemos encontrar el camino de vuelta.

5 comentarios:

Clarita dijo...

la situación que planteas es bastante complicada y tal vez desalentadora ya que no conoces, y no creo que nunca seamos capaces de hacerlo,el porque de esas pekeñas manchas de oscuridad que poco a poco se van haciendo grandes.
tal vez porque escribes y describes muy bien ese sentimiento o tal vez porque lo siento más frecuentemente de lo que me gustaría,se de que hablas.

No se si servira de algo pero cuando yo me siento asi soy totalmente incapaz de pensar en el porque o pensar un poco mas alla de lo que me sucede porque si le doy vueltas a la cabeza la manchita crece exponencialmente hasta que se adueña de mi completamente.Creo que estos momentos enseñan que existen momentos buenos,por el contraste de unos con otros finalmente el balance es positivo.es decir,sientes felicidad porque alguna vez sientes tristeza y tal vez la proxima vez que sientas crecer esa mancha puedas recrearte en el sentimiento ya que sabras que en un punto u otro saldras de ahi y te sentiras plenamente feliz y alejada de la tristeza.
De todas formas no se si Nietzsche sería el mas adecuado para tenderte una mano filosofica en estos momentos ya que se dice que nunca supo amar de verdad,ni a la vida ni a el mismo.Fue un mero observador,aunque uno de los mejores de toda la historia bajo mi punto de vista.

ánimo entropía!!!!

Southmac dijo...

Bueno, esto es intenso de cojones. Me gusta. Sí. Me gusta mucho.

Yo suelo plantearme la cuestión con cierta frecuencia. ¿Por qué no te cortas el cuello, Impresentable? Esa es la jodida pregunta.

No sabría decirte. El caso es que siento, percibo una especie de loca confianza en que todo acabe arreglándose. Llámalo iluminación, llámalo desvarío. Sí, una forma de suicidio aplazado podría manifestarse como aplastante seguridad en uno mismo y sus carencias y talentos. Podría ser.

A lo mejor es que he visto demasiads películas. A lo mejor es que es cierto eso de que uno, a veces, se disocia del cuerpo en los estados próximos al sueño... pero te aseguro que, de momento, no voy a hacerlo.

No voy a suicidarme porque tengo la impresión de que aún quedan grandes cosas por pasar.

La ruleta está en marcha y me gusta sentir que el número agraciado no tiene por qué ser el mío.

Galahan dijo...

A mi es que más que nada, me parece el suicidio una forma de dejárselo fácil a la vida... y no es plan. Que se lo curre!

A mi Nietzsche siempre me ha dado buen rollo. Por una parte porque gracias a él subi media en el Selectivo (todos cogieron al coñazo de Platón y supongo que al corrector, sólo por ser original y no aburrirle, le caí bien).
Por otra por el rollito del Ego, del Superhombre y del Nihilismo.
Molan tanto los tres conceptos!
Son chachis!

Y ya está. Se que mi aportación al tema tratado es nula, pero es que nunca he pensado en suicidarme muy seriamente más allá de para saber "qué pasa".

Lo que no quiere decir que entienda y pueda hablar de ello. Si me dejan.

Africanoaf dijo...

Estas segura que no se han dado cuenta???
No sera algo natural. Un algo que le dicen cariño, amor???
No sera que fuiste vos al darte cuenta que ellos estan alli???
Pueden ser muchas cosas, y todas buenas...Por eso vale la pena.
Abrazos.

"...Finalmente llegó el crepúsculo. Nada sabía aún de la Gran Concubina, quien, por lógica, no podía conocer el pensamiento del sacerdote que, a través de ella, vislumbraba la Tierra Pura. Se limitaba a observarlo a través de los postigos. El sacerdote continuaba en el mismo sitio, inmóvil. La claridad nocturna iluminó el jardín.

La Gran Concubina Imperial se atemorizó. Presintió que cuanto veía en el jardín no era sino la encarnación de aquella "desilusión profundamente arraigada" de la que hablan los Sutras. Quedó abrumada ante la posibilidad de merecer las penas del Infierno.

Después de haber llevado a la perdición a un sacerdote de tan gran virtud, no era, seguramente, la Tierra Pura cuanto podía esperar, sino, en cambio, el Infierno mismo con todos los terrores que ella tan bien conocía. El amor supremo con el cual soñara se había derrumbado. Ser amada así, equivalía a una forma de condenación. Del mismo modo en que el Gran Sacerdote vislumbraba por su intermedio la Tierra Pura, la Gran Concubina contemplaba el horrible reino del Infierno a través del amor de aquel anciano..."

Mishima Yukio ("El sacerdote y su amor" Fragmento)

Enttropia dijo...

Me gusta veros por aquí y me gusta ver como os interesáis y reflexionáis y aportáis vuestro granito de arena a la conversación; es casi como encontrar interlocutor. Virtual, desconocido y casi, casi irreal, pero interlocutor. Hay algo más detrás de nuestros nicks.

Clarita, gracias por contarnos tu experiencia.

Southmac, tú sí que eres la hostia; a mí ahora la sangre me circula por las venas demasiado transparente.

Africanoaf, gracias por otro de tus regalos. No sabes hasta que punto lo reconozco.

Galahan... ¿Nietzsche chachi? ¿molón? ¿Demasiado tiempo pensando en niños quizás? ;-)