miércoles, octubre 17, 2007

Trenes.

Grabado del Illustrated London News, 1847

Entre los papelotes del cajón acabo de encontrar un recorte. Una entrevista al escritor mexicano Carlos Fuentes que EL PAÍS publicó en Junio. Recuerdo la impresión que me produjo leerla y por qué guardé esta página del periódico. Imaginaba el viaje en tren, una noche oscura poblada de voces y risas, y algunos de los mejores escritores del momentos hablando de trenes de novela. El genial Julio Cortázar evoca el Orient Express y su petulante Poirot. Y seguro que también a Tolstói y su Ana Karenina. Imposible olvidar aquella estación cuando la vida parece que se deshilacha entre los dedos de mujer. ¿Alguno de ellos mencionaría a los extraños de Patricia Highsmith que se conjuran en un vagón para asesinar a sus respectivos? Trenes, caminos de hierro que se entrecruzan, que unen y separan amores, amigos y negocios. Estaciones de tren, espacios cargados de intensidad y vacíos de sentido, lugares de espera, tránsito, sin destino. Y los grandes entre los grandes, los escritores, gente sabia e inteligente o gente mezquina y cobarde, como los otros, como todos, pero sin ser nunca igual, creadores de mundos, de personajes más vivos que algunas personas. Escritores en un tren hablando de trenes de novela...

4 comentarios:

Galahan dijo...

¿Y no habla de El Consorcio? Ellos también trataron el tema en su famosa obra "El Chacachá del Tren".

Al compás del chacachaaaaaa... el chacachaaa del treeen... que gusto da viajaaaar...

(Me has provocado. ¿Ves lo que consigues? :P)

Esther Hhhh dijo...

¿Sabes Entro? Hace ya algún tiempo, en la revista Cinemanía, apareció un concurso patrocinado por RENFE. La cosa era escribir un relato o artículo relacionado con alguna película donde aparecieran trenes. El premio consistía en un viaje, gastos pagados, al festival de San Sebastián. Además los textos seleccionados para el sorteo del viaje se publicaban en la revista. Me publicaron el mío, jeje, tengo por supuesto la revista guardada.
¿Y sobre que fue el mío? Pues me hizo volver a mi infancia y a mis momentos con la televisión y las películas de cine mudo, y aquel inolvidable Buster Keaton y su General.
Todo esto te lo cuento porque me encantan los trenes, aunque no tanto los trenes actuales, como esa idea romántica de los trenes de antaño.. De hecho, tengo que probar un día de estos a hacer el recorrido del Limón express, no sé si lo conoces, hace el recorrido Denia-Altea. Estas ciudades están unidas por una vía estrecha, que de normal lleva trenes modernos, pero conservan un antiguo trenet de esos de madera, restaurado, claro, que hace el recorrido tal cual lo hacián nuestros abuelos. No es el mítico Orient Express, pero algo es algo ¿no?
En fin, ya te dejo, que me hablas de trenes y me pierdo, ¿sabes que de pequeña tenía uno de esos en maqueta con sus vias y tal? se ponía en marcha con un silbido, jeje...

Besitossssssss

PD: Tengo mi relato por ahí guardado, lo publicaré en mi blog y así lo lees, si quieres, claro... Ah, y te dejo un link a un post mío que hablaba de trenes:

http://loquelaspalabrasnodicen.blogspot.com/2006/05/una-noche-en-el-teatro.html#comments

Ahora si, besitos

Esther Hhhh dijo...

Ups, me equivoqué de link, este es el correcto:

http://loquelaspalabrasnodicen.blogspot.com/2006/05/el-tren.html#comments

Enttropia dijo...

Galahan, no comment ;-)

Esther, el link no me ha dejado leer el relato del tren (me dice error 404) pero lo buscaré igual en tu blog, gracias bombón! A mí me pasa igual con los trenes, me gusta la idea del tren, pero cuando voy a la estación del Norte (y eso que es preciosa) y cojo el tren, no es tan especial como quisiera que fuera. A los trenes actuales no les encuentro el encanto que busco. No sé, a lo mejor es que el encanto está en los ojos que miran y no en el objeto en sí. A ver si me subo un día al Limon Expréss yo también! :-) Besos muchachita.