domingo, septiembre 13, 2009

Reflejo vergonzoso. Sociedad enferma IV


A la mayoría de sus vecinos no le gusta hablar de política, el voto es secreto le dicen, pero como es para un trabajo y la muchacha es tan seria y tan lista y la conocen de toda la vida, pues bueno, se confían a ella. Los del bajo tienen ya unos años y la mujer retuerce un pañuelo angustiada mientras con los ojos bajos, asiente a los comentarios atemorizados de su marido, que, entre susurros y miradas de reojo, confiesa que van a votar al partido del gobierno porque los otros quieren quitarle la pensión. La muchacha no cree que eso sea cierto, pero calla y baja los ojos para anotar la respuesta: voto por miedo.

Cuando sube a entrevistar a los del ático le recibe un torrente de maldiciones. El matrimonio propietario hizo mucho dinero vendiendo los campos del abuelo para construir una urbanización, y de cada dos frases una es: "No vamos a pagar un duro más de impuestos, ¿qué coño se creen esos rojos?" También aquí la mujer calla y es el marido quien le informa de las absurdas intenciones de esos de la oposición, que sólo quieren sangrar a los autónomos y a las pequeñas empresas hasta que tengan que cerrar y se vayan todos al paro. Eso y no otra cosa. La joven se pregunta en qué beneficiaría a ningún gobierno destrozar su propia economía y recuerda haber leído en el programa electoral un paquete de medidas para apoyar a las PYMES, pero su vecino del ático apenas presta atención a la educada incredulidad de la joven, y mientras insulta a unos y otros la vena de su cuello se hincha y late con el tic-tac de una bomba de relojería. Así que ella no insiste y anota en su libreta: voto por desinformación.

En función de su elección, cada uno de sus vecinos responde con rumores o amenazas: el miedo a pagar más o el miedo a recibir menos. Repiten los eslóganes que los líderes proclaman justo cuando el telediario conecta con ellos en directo o sencillamente muestran su simpatía o aversión por la figura, el rostro o la voz de un candidato. La viuda que vive en el tercero se sonroja al confesar que votará a la oposición porque su líder tiene unos ojos preciosos que le recuerdan a su difunto Aurelio. Voto no fundamentado, escribe la chica y reprime un suspiro ante la ruborosa viuda. Muchos de sus vecinos ni se plantean la elección, parece que decidieron un bando muchos años atrás y se enorgullecen de su fidelidad, por lo que en la libreta anota: voto cautivo, mientras su desconcierto va en aumento.




Mujer enfrente de un espejo
Christoffer Wilhelm Eckersberg 1841

La muchacha no puede menos que pensar que, puesto que la mayoría de los votos carece de un razonamiento lógico detrás, no ganará la mejor opción sino la mejor estrategia de márqueting. La democracia se basa en la capacidad de discernimiento de los ciudadanos, así que si ellos no son capaces de elegir lo mejor para todos, no existe democracia como tal. La mejor campaña comprará la entrada en la Moncloa. La joven siente crecer la rabia en su interior, ¿pero qué clase de circo es este? ¿Se merecen sus vecinos lo que tienen? ¿Tienen lo que se merecen? No son malos, es cierto, pero han entregado las llaves de su alma por desidia. ¿Acaso no son responsables? El pan y el circo borra los matices, se burla de la reflexión crítica y aplasta cualquier atisbo de discordancia. Es el triunfo del pensamiento único, ¿quién quiere pensar si otro puede hacerlo por mí y además me vende su conclusión como si siempre hubiera sido mía? ¿Es eso lo que quieren: ser utilizados, engañados y burlados?

1 comentario:

Esther Hhhh dijo...

Sinceramente, a la clase política española y al sistema democrático en general, le hace falta una lavada y un cambio... Aparecen mil grupos políticos en cada convocatoria de Elecciones, pero en verdad todo se juega entre dos bandos y no sé tú, pero yo tengo una cierta sensación de cautividad, de claustrofobia. Sobretodo cuando me doy cuenta que votar a cualquiera de las otras ofertas sirve de poco y que los dos grandes bandos no me ofrecen nada que realmente me interese... Alguien debería cambiar las reglas del juego y tal vez los jóvenes volverían a sentirse motivados y los mayores dejarían de votar por miedo, costumbre o desinformación... Aunque siempre habrá alguna viuda (de momento, con sólo una candidata mujer, creo que viudos habrá menos) que voten por los ojos, el peinado, la voz o la buena presencia del candidadto en cuestión....

Besos