martes, julio 03, 2007

Trucha.


Madre e hijo
Gustav Klimt 1905

Niña, mi niña, niña hermosa. Te sentaste a mi lado en aquel autobús rojo y me hablaste de mi libro favorito. Toda tú eres luz y de ella me enamoré. Desde aquel día tú has sido mi faro. Te convertiste en mi interlocutor. La que entendía y a la que entendía como a nadie, la que acogía mis secretos y me hacía partícipe de los suyos, la que le quitaba velos al mundo y con su avanzar despejaba un camino para mí. Mi niña preciosa, pececillo de agua dulce. Le das sentido al mundo. Eres família. Me has cantado la gavina con los pies desnudos sobre la arena. Te has emocionado con paisajes reales e imaginarios, con palabras y versos, con los animalillos más desvalidos. Has sido la más valiente de las niñas, la más generosa de las mujeres. Sabia y luchadora, hermosa, dulce y divertida, mi pequeña, eres y vas a seguir siendo todo eso, eso y mucho más.

Ahora eres también madre. Enhorabuena.

Te quiero.

Y a ese renacuajo también, que ya me tiene robado el corazón aún sin sentarse a mi lado en ningún autobús.

2 comentarios:

Abril dijo...

Hola, ¿qué tal? Hace tiempo que sigo su blog.
Me encanta Klimt. Me gusta los cuadros que pone, como los de Waterhouse.
Ciao!

Anónimo dijo...

Me gusta, me gusta navegar por el mar de sus letras, empaparme de ellas, y sentir que la M es un ave que me lleva por los cielos de sus pensamientos.
...Que la vida nueva le sea mejor que la anterior, todo cambio es para mejorar.

Hannibal