domingo, febrero 07, 2010

El deseo de la muerte.

Wonderland
Adelaide Claxton 1860

Hoy he vuelto a sentir el deseo de muerte. He parado el coche al llegar a casa pero no he bajado. La llave en el contacto y la música más y más alta, sus palabras llenándome por completo, tomando posesión de mi sangre. Y ahí lo he sentido. Dejarme llevar, abandonarme a la oscuridad, irme sin decir adiós. Como quien se abandona al orgasmo y deja que su cuerpo y su mente sean tomados por fuerzas que van más allá de uno mismo. Y en ese momento no me sentía sola, era el reencuentro con mi propio yo, la pequeña que sólo quería que alguien la quisiera. Como si ella pudiera ser mi propia interlocutora, mi propia amiga, como si yo ahora pudiera abrazarla y decirle "no te preocupes, pequeña, yo te quiero, yo te voy a cuidar, no estás sola", como si pudierámos consolarnos la una a la otra. Y luego he llorado, como ahora lloro, y las lágrimas quemaban más que otras veces. He entrado en la casa, y he vuelto a poner la música a todo volumen. Ahora suena Ocho y medio. Estoy sola y pienso en ello, en irme. Me gustaría hacerlo escuchando a Nacho, sus canciones y las pastillas disolviendo el sueño en mi sangre, depositándolo detrás de los párpados, en los ventrículos del corazón. El sueño engarzándose en mis dedos, ralentizando los movimientos, girando en mis pulmones. Nadie lo entendería, no encontrarán razones y me acusarán de egoísmo. Supongo que con razón. Pero el momento es mío, no me lo pueden quitar, esto es mío, esta sensación de paz, la pequeña por fin sintiéndose segura y querida en mis propios brazos. El calor de su cuerpecito calma el dolor de mi pecho y pienso en flotar, en dejarme llevar a la biblioteca mágica, aquel lugar en el que todo es posible. Y no estaremos ni muertas ni vivas, estaremos juntas rodeadas de libros. Y quizás haya una puertecita de madera escondida en el rincón más oscuro y jugaremos a aventurarnos a otros mundos, como Alicia al otro lado del espejo, como los niños que llegan a Narnia a través del armario. Y cuando aquí haya quien tome calmantes para asistir a un funeral mediocre, mi pequeña y yo estaremos juntas en un lugar donde la luz es dorada y ya no tenemos miedo, frío ni soledad.

1 comentario:

Truestori dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=eQscy8gah0I