sábado, noviembre 10, 2007

Camille.


Ella le vio nada más entrar en el taller. Todo su cuerpo emanaba fuerza, pasión. Era un maestro, un genio, el mejor de los artistas del momento. Ella era una semilla que vibraba con la energía que aún había de desarrollarse. ¿Qué vio él en ella? Ojos verdes sin duda, belleza dorada, juventud. No sería hasta más tarde cuando él descubrió que en ese cuerpo menudo y frágil se hayaba una artista arrasadora. Para entonces ya eran amantes, lo fueron desde el primer día.

Ella apenas tenía veinte años; él, décadas más. Él era el primer amor de una joven ardiente; ¿qué sería ella para él? Era un hombre casado, con una amante fija, promiscuo. La humillaba dentro y fuera de estudio. Le prometía que se iba a divorciar.

Nunca lo hizo.

Ella fue la mejor alumna que un maestro pueda desear. Aprendió rápido y bien. Quizás demasiado para el ego de un artista temeroso de encontrar en su propio taller quien le arrebatara la corona. Así que durante diez años él la ninguneó en el estudio y escondió su talento a los ojos del mundo. Presentaba como propias obras que habían surgido de las manos de su joven amante. Y ella, mientras tanto, loca de amor. Le suplicaba que dejara a las otras, a su mujer, a su amante, que se quedara sólo con ella, que fueran felices los dos sólos al fin. Pero él la humillaba públicamente. Se pavoneaba con otras mujeres ante ella.

Y entonces, ocurrió.
Quedó embarazada y el mundo se detuvo.


Él le prometió que las dejaría, que por fin serían una pareja feliz, que por fin ella sería la única mujer de su vida. Ella lloró de alegría antes del saber el precio que iba a tener que pagar si quería su sueño hecho realidad: el aborto. Y abortó. Por amor a él.

Pero era una nueva mentira.
La definitiva.

Él no dejó a las otras mujeres y fue Camille quien se marchó. Rota. Una mujer resquebrajada. Se encerró en su propio estudio. De sus manos nacían cabezas de niño, en sus manos de artista paría a su hijo muerto. Rompió una tras otra sus nuevas esculturas de niños. Los vecinos la oían aullar día y noche. Aullaba de dolor, pobre alma rota, mientras con sus manos trataba de dar vida a quien se la había quitado.

Un día echaron la puerta abajo y se la llevaron. Al manicomio. La encerraron durante treinta años. Nunca volvió a esculpir. Su amante la dejó pudrirse en vida.

Hijo de puta.

8 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Me acabo de poner de una mala leche subida, pero no sabes la mala leche que me ha puesto leerte. Uff... Bueno tú tranquila Entro, que no es contra ti si no contra el malnacido cabrón bastardo del que hablas... Ya que estás, y si es un artista conocido y la historia es real, dime su nombre para que lo pueda repudiar de mi universo cultural por siempre..

Besitos

Enttropia dijo...

Hola bombón!

Va a ser difícil repudiar a ese hombre porque por muy cabronazo que fuera (aunque tampoco tenemos todos los datos para juzgar, pero bueno...), eso, que por muy cabronazo que fuera estamos hablando de un genio, de Rodin. Y él será lo que será pero su obra es incomensurable.

Por cierto, que ahora hay una exposición en Madrid de Camille Claudel. Me muero de ganas de ir a verla!:-)

Esther Hhhh dijo...

Pues mira, habiendo otros genios no tan hijos de puta, yo creo que si podré prescindir de rendirme a su obra. De todos modos, y aún suponiendo que mi cuenta de repente sufriera obesidad mórbida (jejejeje) y me permitiera comprar un cuadrito de éste o cualquier otro pintor, él ni se enteraría de mi campaña en contra: Ya está algo muerto, ains...
Pero lo dicho, yo, si no te importa, me quedo con los cuadros de Camille, que por otro lado, durante algún tiempo y según cuentas, Rodin los hizo pasar por suyos, así que deben ser, al menos, interesantes...

Besitos guapa, y feliz semana

Galahan dijo...

Si pasamos de artistas hijos de puta podríamos quemar los museos casi enteritos, jejeje.

Es lo que tiene la "genialidad", que viene de genial y de genio. Y que endiosa muchas veces... después está la bohemia, la vanidad, el oropel vacuo, la gloria vanaaaaa...

Picasso, Dalí, Cela, Kubick, Gaugin, Sinatra, J.L.Moreno (vale, vale, este era para vacilar, jujuju)... cada uno en su aspecto. ¡Y así hasta no parar!

Juzguemos (si acaso) su obra, la persona juzguémosla si queremos (aunque no sé yo quienes somos para...) pero no lo mezclemos.

Pobre Camille.
Habrá que ir a ver esa exposición ¿no?.

Ruvias Intelijentes dijo...

pero... nos puede enjantar su ovra i que hel nos parezca hun autentico ijodelagranputa, berdaz???

pues heso...

ijo de puta ai que dicirlo masssssss

vesis, nena! que nos cuentas hunas istorias chulisimas!!!

Galahan dijo...

Hijodeputaaaaa que sonoridaaaad
es el Alfa y el Omega de la vulgaridaaaaad
cuando lo dices, te quedas guay
porque hijodeputa es genial!

:D

Hala, ya me he vuelto a cargar la atmósfera. :(

Ruvias Intelijentes dijo...

jo, te la as cargado vien cargada.

i lo mismo a sido culpa nuestra i todo por darte hel pie... un, dos, un dos, tres, cuatro

ijodeputa ai que dicirlo massssssss
ai que dicirlo masssssss

;)

Enttropia dijo...

¿Qué voy a hacer con vosotros... más que quereros? :-)