lunes, octubre 30, 2006

La sombra.

Isabella y el tarro de albahaca
J.White Alexander

La sombra puede aparecer en cualquier momento. Al doblar una esquina un día como los demás, al ir a comprar algo para comer; en cada recodo, de cada pequeño rincón puede surgir la sombra. Es un espectro oscuro que acelera el corazón de la chica. No sabe si de miedo o deseo de enfrentarse a él, de encontrarle cara a cara al fin y mirarle a los ojos. A veces se le aparece en los pensamientos y ella elabora largos discursos monocordes o le escribe interminables cartas que no se materializarán en nada. Las palabras nunca surgen de su boca, nunca se vierten sobre ninguna hoja en blanco, sobre ningún teclado. No hay lugar donde dirigirlas. Canta su poeta, antihéroe atiborrado de droga, que entre el dolor y la nada eligió el dolor. Ella se pregunta si hubo alguna elección, si puede haberla cuando es la propia supervivencia lo que está en juego, si hay posibilidad de voluntad cuando el dolor puede ser tan lacerante. O si es simplemente el miedo al vacío el que eligió por ella. Y se pregunta si el perfil de la sombra recortado en el cristal es aquel rostro tan amado o el de un desconocido. Se pregunta si esos pasos elásticos son los suyos o los de un transeúnte. Se pregunta si le odia. Se pregunta si tiene valor para recordar. Se pregunta si olvidará alguna vez. "Jamás te recuerdo porque nunca te olvido" y ella escucha esas palabras y piensa que él fue un cobarde por morir y dejarla sola.

4 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Tristeza otra vez en tus palabras... Animo chiquitina, todo se puede superar, de veras. Todo. Un abrazo fuerte y de los largos, hasta que sonrías...
Besitos dulces

Dr. Mallako dijo...

Que buena frase señorita "Yo nunca te recuerdo porque nunca te olvido" o algo así, me gustó... pero las palabras que usted ha usado tienen una carga existencial bastante triste, espero que este no sea el sentimiento que la aceche todo el tiempo, siempre existen puertas de escape, que dejan entrar y salir...pero que casi nunca se abren.
Tenga usted muy buenas noches señorita.

Anónimo dijo...

Sí, a mí también me persigue una sombra desde hace mucho tiempo y pienso como tu poeta, que entre el dolor y la nada, el dolor.

Anónimo dijo...

Sí, pero yo soy Lucky Luke!
El hombre que es más rápido que su propia sombra!

Piñau!
Piñau!

Ale, sombra al traste.
Yastabienhombreyadelasombra!
:P

Saluditos.