Dice André Bretón que vivir y dejar de vivir son soluciones imaginarias porque la existencia está en otra parte. En otra parte. Muchos se han perdido en la búsqueda de ese Grial que se encuentra en otra parte: la existencia, la verdad, ese algo que nos falta, ese no-se-qué indefinible que nos hace alzar los ojos con ansia más allá, siempre más allá. Hacia otra parte. Me pregunto cómo buscar desde el mundo lo que no está en él, cómo buscar la excelsitud desde mi miseria, cómo encontrar la belleza desde la fealdad. Trascender los contornos de lo real es un don y una maldición. Locos y poetas se han perdido en el mundo de los sueños y la infancia para dar vueltas en círculos, en un andar errático, buscando algo que no saben definir o que definen de demasiadas maneras. Algo que está en otra parte.
¿Pero cuál es el objeto de esa búsqueda? ¿Cuál?
¿Acaso hay uno sólo?
Eso sí, sé quien busca. Os reconozco. Os huelo. Os entiendo. Toda una comunidad de seres que os consideráis príncipes entre la manada gris. Seres que véis que algo brilla por encima de la masa bullente de cabezas, que oís una música, un susurro por encima del estrépito de levantarseparairatrabajardelunesaviernes vayamierdadevidayoquieromás. Que intuís que algo hay en otra parte. En otra parte que no es esta.
Para vosotros escribo, para soñar con vuestras tormentas desde mi realidad amorfa. Para soñar que me pierdo con vosotros persiguiendo quimeras. Para que la hora a oscuras que robo a mi yo para ser otra, pueda deshacer los lazos que me atan al mundo y difuminar sus límites. Convertirme en lobo y príncipe. En poeta y demente. Y abrir la ventana y gritar al cielo y bailar descalza y aullar de rabia y quemarme las manos y el alma.
Para vosotros escribo. Y para mí. Para soñar que puedo ser otra.
1 comentario:
Un susurro de lunes incierto se convierte en estrépito de levantarseparaviviryamarycomeryfollaryyamaryenloqueceryderramarseyamarygritaryvivirymoriryamar. La fealdad se convierte en belleza y la miseria en Vida en un momento fugaz, en la hora bruja entre la bruma, en las páginas de un libro parido entre moqueta cenicienta y madera sempiterna de la casa del elefante. La magia existe.
Y la hora a oscuras que robas para ser otra deshace los lazos que te atan al mundo y difuminan sus límites. Y escribes para ti y puedes ser otra. Y otra serás. Y trascenderás los contornos de lo real para encontrar algo que está en otra parte que no es ésta. Y aullarás de rabia y te quemarás manos y alma. Y encontrarás la belleza en la fealdad.
Y la Vida seguirá ahí fuera, rozándose descarada con la Muerte, en cada segundo, en cada descampado, en aquel y otro coche abandonado en la noche. Una cartera en la chupa. Un número de teléfono. Un colega. Veinte minutos más o menos. Palabras más, palabras menos.
No. Palabras más. Te quiero. No te vayas aún. Recuerdo tu rostro sin marcas, imberbe, tu pelo oscuro y tu primera novia. No te vayas.
La Vida y la Muerte entre veinte minutos. El bicho que te come y al que te abandonas.
No nos dejes. Y el bicho a tomar pol culo.
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