Sed bienvenido a mi navío, soy la capitana.
No, no crea que estoy muerta, sangre de Fénix corre por mis venas.
Permita que le presente a mi tripulación. En el camarote principal se esconde un angel fugitivo. Creemos que escapó de algún lugar entre el cielo y el infierno, pero nadie sabe si ganó o perdió en el intento. En las motores trabaja Lázaro: cada mañana se levanta y anda, pero él jura y perjura que murió en primavera. Tenemos una sirena sin escamas, un payaso llorón y una niña transparente.
Navegamos sin rumbo, desnortados. Ron y ginebra en nuestras venas, cocaína en las pupilas, y humo, mucho humo, para adentrarnos en ningún lugar. Sólo queremos despistar a nuestras sombras. Sexo, drogas y alcohol, la música alta y acelerar un poco más de la cuenta.
No, eso no es un fantasma, era mi alma, pero de tan desgarrada que estaba, decidí arrancarmela del pecho y venderla al mejor postor. ¿La quiere?
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