Camina sobre cristales rotos, piedras afiladas, hay sangre en sus pies. Su hambre lo llena todo, un animal acorralado y yo no puede salvarle. ¡No puedo salvarle!
Llena sus pulmones del humo sagrado de la hierba. Una vez, y otra, y otra, y otra más. Veinte veces al día. El THC corre por sus venas, su mente se pierde en una espiral de paranoia y pesadilla. Pero yo no puedo salvarle. ¡No puedo salvarle!
Perdido en la niebla llora por encontrar su camino. Trato de dibujarle un mapa, pero apenas hay luz, no encuentro la ruta. No puedo salvarle. ¡No puedo salvarle!
Hombres muertos caminan por las calles. Hablan por sus teléfonos de última generación. Tienen prisa, hoy hay fútbol, hoy baila Belén Esteban. Y no puedo salvarles, ¡no quieren que les salve de nada!
¿Cómo me atrevo a dar consejos cuando ni siquiera soy capaz de salvarme a mí misma? ¿Cuándo todo mi ser está roto y disperso en millones de pedazos en un desierto de hielo? Reconstruyo el puzzle. Lo intento, de veras, lo intento, pero a veces me canso de seguir intentándolo.
¿Dónde está toda la gente que me quería y a los que yo quería? ¿Dónde están? ¿Por qué ya no hay luz aquí?
5 comentarios:
Si no puedes reconstruir el puzzle, lo mejor es aprender a vivir con las piezas.
Y a veces la salvación no es lo que parece.
La gente que te quería de verdad, te seguirá queriendo, Entro, y andará cerca de ti, sólo que a veces no somos capaces de verles...
Un abrazo fuerte
Yo me pregunto, al igual que tu...¿dónde?, dónde está esa gente, ¿dónde estoy yo? y me respondo que no somos deseables...
¿Qué dónde están? Sobreviviéndote, seguro.
Te importa a tí cómo estan? O es solo por tí?
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