La chica enferma
Michael Ancher 1882
Me duele el pecho. Me pongo las manos para calmarlo, pero el dolor sigue ahí. Pienso en ir al médico pero me siento ridícula y me avergüenzo de mi falta de control. Pienso y pienso, pero tropiezo enrededada en mis propios pensamientos. Pienso que debo dejar marchar la angustia, pero al mismo tiempo pienso que debo esforzarme más, encontrar una salida. Pienso. Ratón ciego en un laberinto, ratón con dolor en el pecho. ¿Pero puede pensar un ratón? ¿Puede encontrar una luz? Quizás son sólo los doce segundos de oscuridad. Doce segundos y luego el haz de luz del faro te deslumbra. Ha de haber oscuridad para entender la luz. ¿Pero de qué oscuridad hablo? Es una mala racha, es cierto, pero no tan mala, las cosas pueden cambiar, pueden, y lo harán. Pero no haga nada por cambiarlas, no sé que hacer, dejo mi destino a la suerte y espero.
De nuevo escondo la cabeza bajo tierra. Como una estúpida espero que las cosas cambien por sí mismas, mágicamente. Me escondo y silencio el teléfono, veo las llamadas de mis amigos y no respondo. Envío un mensaje a mis padres para que no me esperen a comer. No quiero ver a nadie, sólo a él, los dos escondidos en el paraíso mientras trato de calmar el dolor del pecho y actualizo compulsivamente la bandeja de entrada de mi correo electrónico.
Y está ese otro problema. Tampoco consigo solucionarlo. Redacto mentalmente una carta de despedida, pero no me la acabo de creer. Me cuento cuentos... necesitada de cariño, frustrada y asustada me he contado un cuento y ahora no se me ocurre un buen final. He inventado una película, he corrido riesgos en busca de nuevas emociones, convirtiendo un cariño en una huida hacia delante.
Duele, duele, me duele el pecho. Y me siento estúpida por ese dolor, por el fracaso, nunca contenta con mi suerte, pero sin la fuerza y el valor para cambiarla. Pero yo era feliz... ¿ya no lo soy? ¿no lo soy o es un mero cuento de miedo que me estoy contando para sentir ese escalofrío? ¿El frío en la espalda? ¿el miedo? Sentir, sentir algo... para saber que estoy viva. Hacerme protagonista de mi propia telenovela. Sí, me temo que sí... ¿tan aburrida estoy, tan frustrada, tan asustada? Sí, me temo que sí. Pues se ha acabado la función, encendamos las luces, parpadeemos un poco para acostumbrar los ojos al mundo de fuera y salgamos de la sala.
Pero si es una película, ¿por qué me duele tanto el pecho? La opresión es real, duele de verdad. ¿Por qué?
- No te hagas tantas preguntas, yo no me las hago.
- Lo siento, no puedo evitarlo. Estoy enferma.
- ¿Es ese un nuevo cuento? ¿Otra película?
- ...
2 comentarios:
Alguien se está follando a alguien...
Libera tu rabia y el dolor desaparecerá, ahora que el vacío creado puede que no se llene nunca. Suerte.
Publicar un comentario