La expedición la formaban 20 malienses, 28 guineanos y tres senegaleses junto a cuatro africanos de los que Fall, de 29 años, desconoce la nacionalidad. Partieron de Nuadibú (Mauritania), la ciudad en la que trabaja como pescador junto a su hermano. "El dueño de la piragua me eligió como patrón porque yo ya había hecho el viaje", cuenta Fall, que explica que en octubre de 2006 ya recorrió el trayecto hasta Gran Canaria desde Senegal, para pasar cinco semanas en un centro de inmigrantes y después ser devuelto. "A cambio de que condujera la piragua me pagó 200 euros y dos plazas para que las vendiera a quien quisiera", añade el marinero.Bien entrada la madrugada del pasado 3 de octubre, pertrechados de varios sacos de arroz, unos 100 litros de agua y lo que creían que eran 200 litros de gasolina, el patrón y los 56 clandestinos se pusieron rumbo a Canarias. "El cuarto día de viaje se acabó el primer bidón de gasolina. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que nos habían engañado", cuenta tumbado en su camilla del hospital. "La gente empezó a gritar, otros rezaban y unos cuantos lloraron como si fueran niños pequeños", recuerda el pescador. "Yo creía que alguien nos rescataría porque el GPS indicaba que, en ese momento, sólo estábamos a 157 kilómetros de Canarias", asegura.
Con el instinto de supervivencia a flor de piel, los náufragos recorrieron cientos de kilómetros en dirección sur a merced del mar. "La comida se estaba acabando, así que la gente comenzó a pelearse por ella", continúa el patrón del cayuco. La violencia, según el patrón, terminó imponiéndose y llegó al grado del homicidio. "Algunos aprovecharon que otros dormían para tirarlos directamente por la borda sin que los demás hicieran nada por salvarlos", cuenta el patrón.
"Cuando se acabó la comida la gente se volvió loca", prosigue el marinero con cierta distancia, como si no hubiera vivido esa situación. "Al menos 10, sobre todo malienses, se suicidaron tirándose ellos mismos al mar y los demás se fueron durmiendo poco a poco y ya no despertaron más", continúa. Con los ojos vidriosos pero sin detener su discurso, Fall relata cómo durante los 21 días que duró la pesadilla lanzó decenas de cuerpos al agua. "Cada vez que moría uno lo extendíamos sobre los bancos de la piragua y los que quedábamos rezábamos una pequeña plegaria antes de tirarlo por la borda".
Las fuerzas para deshacerse de los muertos se le acabaron cuando ya sólo quedaban otras siete personas: los siete cadáveres inflados y quemados por el sol que los tripulantes del Tiburón III encontraron junto al cayuco el pasado miércoles. "Yo ya no podía moverme. Estaba tan cansado que sólo rezaba para que Dios me enviara a alguien", prosigue el senegalés que se recuerda tumbado y con las piernas dobladas, la única posición en la que, asegura, se encuentra cómodo desde entonces. "Oí el ruido de un motor e intenté levantar la mano. Al poco tiempo el barco español se puso a mi lado".
Medida del desorden de un sistema. Medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo.
lunes, octubre 29, 2007
Sin palabras.
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4 comentarios:
Leo este post sabiendo que es algo doloroso y aberrante, igualmente las primeras palabras que aparecieron en mi mente fueron estas " Aun te sorprendes??? Si es muy conocido que tanto la maldad como la estupidez son las dos cosas que mas se propagan en este mundo". Lo pensé y lo repensé, leí una y otra vez intentando encontrar otra respuesta...Pero no llego.
Solo Apagar a tele, y seguir en nuestras pequeñas viditas...
Los demás tendrán la suya.
Tal vez lo publique, tal vez no...
A estas alturas a este mundo solo le afecta su individualidad...
Y eso es mas triste aun.
Lamento mi día.
Un abrazo desde la gris buenos aires, mi querida reina entropica.
Que triste, querida Enttro, que mal anda el mundo... Que poco vale una vida, o 21. Valen nada, sólo unos litros de gasolina.
¿Y dónde queda el amor, la solidaridad?¿Y nosotros somos los que nos hemos distanciado de los animales creyéndonos mejor que ellos?
Besitos guapa
jo-der
i nosotras quejandonos porque emos estado dos dias sin luz ni agua i sacando hel agua de la casa.
madresnuestras!!!
vesissss
Claro que me sorprendo africanoaf, lo doloroso y aberrante sería que no lo hiciera. El día en que se conoció esa notícia no abrió los telediarios, no había imágenes de ese drama. Los informativos los abrió la imagen de un joven bastante cortito y violento yendo a declarar al juzgado porque dos semanas antes había pegado una patada a una adolescente en el metro.
Siento que Buenos Aires sea gris, mi pequeño niño circense, pero quiero pensar que además de la maldad y la estupidez, en este mundo también se propagan cosas hermosas, generosas, vibrantes. Y sí hay gente que por ganar un poco más de dinero es capaz de condenar a 57 inocentes a la muerte sin que eso le quite el sueño. Pero son sólo algunos, y cuando lo sabemos nos asqueamos. Mientras nos dé asco, todo estará bien aún.
Por cierto, olitas ruvis!! Me alegro de que estéis bien. Aquí, un pequeñajo y yo nos preocupamos cuando vimos esas inundaciones por la tele, uf! ha debido de ser duro! Un abrazo desde este continente.
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