Dicen que Lovecraft fue un ave nocturna y un cazador de sueños. Dicen que se dedicó a contemplar las estrellas, a leer con avidez cuanto caía en sus manos y, sobre todo, a escribir. Encerrado en un mundo de pesadillas no pudo el aire más que convertirse en los malsanos efluvios que emergen de la ciudad de R’lyeh, y con semejante carga Lovecraft se embarcó en un viaje sin retorno hacia una nueva dimensión: el miedo cósmico, el «terror de los espacios infinitos».
En marzo se cumplieron 70 años de su muerte, así que, con retraso pero alentada por la genial Petite he decidido homenajearle por mi cuenta. Releo sus Mitos y me abandono a este terror infecto que resquebraja la razón y nos aboca a la locura.
Lovecraft reinventa los terrores góticos y transforma los castillos tenebrosos en ruinas de geometrías imposibles. En su mitología encontramos seres informes venidos de allende el espacio, terribles cultos inmemoriales, ritos paganos secretos y malévolos dioses primordiales. Sombras agazapadas en la noche que susurran en idiomas imposibles. Horrores que nuestro cerebro no puede llegar ni a imaginar. ¿Acaso la infinita pequeñez del ser humano puede tratar de entender aquello que va más allá de la eternidad y el espacio? Lovecraft pareció tener siempre clara la respuesta: no, no podemos entender. El precio de intentarlo es nuestra cordura.
3 comentarios:
Después dicen que el título de mi blog es raruno, pero el titulín de tu post... madre mía.
Yo venia aquí a hablar de tu libro. Bueno, del que te estás leyendo del amigo Love.
Leí los cuentos hace tiempo y aunque los recuerdo como interesantes, tampoco me han llamado a una revisión.
Lo que sí recuerdo es su juego de rol. "La llamada de Cthulhu". Tuvo mucho éxito en españa porque fue de los primeros en ser traducidos. Y bueno, tenía zombis y eso...
Lo que más recuerdo es que te currabas un personaje majísimo, con su traje y sombrero, su cochecito de época y (como mucho) con una Thompson si eras detective privado o tenías licencia y luego, girabas una esquina, veías a un bicharraco y hale: "Tirada de cordura".
Tirabas los dados. Si el resultado era mayor que tu nivel de cordura en esos momentos (un número del 1 al 100, creo recordar), te restaban puntos. Casi siempre perdías.
Al final, tras ver un par de horrores, acababas echando babitas y diciendo gilipolleces por ahí o pararlizado cual meretriz viendo a Paquirrín desnudo.
Y ya si el Master estaba guasón y te hacía ver a un primigenio, ¡ni te cuento!
En fin, no se si toda esta retaíla habrá entretenido a alguien o tendrá sentido fuera de mi cabeza, pero ahí la dejo!
Me encantó el post ;)
Gracias por pasarte por el Principio de Entropía Intermitente. Tienes razón caballero Galahan: cuando hablamos de Lovecraft lo que está en peligro es nuestra cordura. Aunque bien mirado, en los tiempos que corren, ni tan siquiera los primordiales asuntan tanto...
Para mi Lovecraft es una de MIS GLORIAS, sus cuentos y su terror me fascina, yo recomendaria que leyeran "El museo de los horrores" una recopilación de algunos de sus cuentos cortos más fascinantes. Sumirme en su terror, atraparlo, subtugarme a él es una de las experiencias más cautivadoras que e realizado nunca.Cuidense
...Peregrina de las Estrellas...
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