lunes, agosto 07, 2006

Las puertas abiertas.

Las puertas siempre permacen abiertas el día del Cristo. Fue la casa en la que vivieron mis abuelos, la casa en la que viví de niña, la casa en la que si todo va como parece viviré yo mañana. Pero sea como sea, esta noche, las puertas siempre permanecen abiertas y ahí estamos todos. Cada uno con nuestros infiernos particulares, pero ahí estamos.

Ahí hemos estado esta noche. Mi hermano con su resaca, mi padre de corbata, mi madre medio borracha y yo estrenando vestido rojo. Esa procesión simboliza nuestras raíces y por eso ahí estamos. No soy creyente ni finjo serlo, pero las viejas caras conocidas, el olor de la cera ardiendo, la luz del fuego y la música de la banda se repiten año tras año desde mi infancia. Esa procesión es mi pueblo y somos todos. Y al igual que Campanilla sólo podía vivir si los niños creen en las hadas, nosotros sólo podremos existir mientras esta noche las puertas siga estando abiertas.

Hoy mi madre se ha echado a llorar. He intentado abrazarla, pero sigo sin saber hacerlo, no sé como acercarme a esa mujer a la que tanto he admirado y no conozco, esa mujer que se hunde lentamente. Demasiado alcohol y pastillas para mantenerse a flote se transforman en lastre que pesa. Cuánta corriente subterránea, cuánto de oculto hay en nuestras vidas. Cuánta mentira agazapada y cuánta verdad resplandeciente y ya no sabemos distinguir unas cosas de otras. No quiero sentir pena por nosotros, nosotros que éramos inteligentes y pudimos tenerlo todo y no sabemos qué perdimos en el camino ni por qué. No, no es pena lo que debemos sentir, ni tampoco el desencanto, aunque sea como sea, al final sólo nos quedan nuestros infiernos particulares y esta noche en la que las puertas permanecen abiertas.

Y así estarán el año que viene.

Y nosotros estaremos allí.

3 comentarios:

Galahan dijo...

Es bonita una tradición en la que se abren puertas hacia fuera...
Y está mejor aún que todos los años vuelvas a abrir esa puerta. Es una tradición y es un buen punto de partida.

Saludos, campanilla.

Africanoaf dijo...

Costumbres tan dañinas como imposibles de evitar. El deber y la necesidad, el recuerdo de lo que fuimos y de lo que escapamos cada segundo, para no convertirnos en aquello que siempre quisieron que seamos.
Un vestido rojo que iluminaba seguramente la necesidad, el abrazo con quien tiene espinas en la espalda...
La distancia, aunque no siempre física, se termina imponiendo otra vez donde sabemos que algún día debemos ganar.
Un abrazo mi amiga entrópica.

Esther Hhhh dijo...

Doce años atrás
Cuando tuve que irme
dejé a mi madre junto a su ventana
mirando la avenida

ahora la recobro
sólo con un bastón de diferencia

en doce años transcurrieron
ante su ventanal algunas cosas
desfiles y redadas
fugas estudiantiles
muchedumbres
puños rabiosos
y gases de lágrimas
provocaciones
tiros lejos
festejos oficiales
banderas clandestinas
vivas recuperados

después de doce años
mi madre sigue en su ventana
mirando la avenida

o acaso no la mira
sólo repasa sus adentros
no sé si de reojo o de hito en hito
sin pestañear siquiera

páginas sepias de obsesiones
con un padrastro que le hacía
enderezar clavos y clavos
o con mi abuela la francesa
que destilaba sortilegios
o con su hermano el insociable
que nunca quiso trabajar

tantos rodeos me imagino
cuando fue jefa en una tienda
cuando hizo ropa para niños
yunos conejos de colores
que todo el mundo le elogiaba

mi hermano enfermo o yo con tifus
mi padre bueno y derrotado
por tres o cuatro embustes
pero sinriente y luminoso
cuando la fuente era de ñoquis

ella repasa sus adentros
ochenta y siete años de grises
sigue pensando distraída
y algún acento de ternura
se le ha escapado como un hilo
que no se encuentra con su aguja

cómo quisiera comprenderla
cuando la veo igual que antes
desperdiciando la avenida
pero a esta altura qué otra cosa puedo hacer yo que divertirla
con cuentos ciertos o inventados
comprarle una tele nueva
o alcanzarle su bastón.
MARIO BENEDETTI

Me vino este poema a la cabeza al leerte. Somos tantos los que a veces no entendemos realmente que sienten aquellos a los que más queremos y que al final se quedan lejanos a pesar de estar a nuestro lado...
Besitos