miércoles, mayo 31, 2006

Reglas del Juego para los Hombres que quieran amar a Mujeres Mujeres I

(según Gioconda Belli)

El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer lo que anida en mí,
la golondrina transparente de la ternura.

lunes, mayo 29, 2006

Amigdalitis.

Estoy enferma: amigdalitis. Me duele tanto la garganta que tengo ganas de llorar. No puedo ni tragar saliva.

Las amígdalas son ganglios linfáticos que se encuentran en la parte de atrás de la boca y parte de arriba en la garganta y normalmente ayudan a eliminar las bacterias y otros microorganismos para prevenir infecciones en el cuerpo. Pero a veces pueden ser invadidas por bacterias o infecciones virales al punto de inflamarse y causar la puñetera amigdalitis. En mi caso además la infección se ha agravado y se ha llenado de pus, qué asco, sí.

Al final, tanta debilidad emocional y tanta noche me han pasado factura. Por supuesto, no hay nadie a mi lado para cuidarme.

viernes, mayo 26, 2006

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.

Cementerio monumental de Staglieno (Genova)
Fotografía de Charles Gast

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi-
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla

Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.

Cesare Pavese
22 marzo 1950

miércoles, mayo 24, 2006

Amor en la montaña mágica.

- Vamos, es un incidente sin consecuencias, que pasará pronto.

- No, Clavdia, sabes perfectamente que lo que dices no es verdad, lo dices sin convicción, estoy seguro. La fiebre de mi cuerpo y las palpitaciones de mi corazón enjaulado y el estremecimiento de mis nervios son lo contrario de un incidente, se trata nada menos que de mi amor por ti, ese amor que se apoderó de mí en el instante en que mis ojos te vieron, o más bien, que reconocí cuando te reconocí a ti, y es él evidentemente el que me ha conducido a este lugar....

- ¡Qué locura!

- ¡Oh! El amor no es nada si no es la locura, una cosa insensata, prohibida y una aventura en el mal. Si no es así es una banalidad agradable, buena para servir de tema a cancioncitas tranquilas en las llanuras. Pero que yo te he reconocido y que he reconocido mi amor hacia ti, sí, eso es verdad, yo ya te conocí antiguamente, a ti y a tus ojos maravillosos oblicuos, y tu boca y la voz con que me hablas; una vez ya, cuando era colegial, te pedí tu lápiz para entablar contigo una relación social, porque te amaba sin razonar, y es por eso, sin duda, por mi antiguo amor hacia ti, por lo que me quedan esas marcas que el médico ha encontrado en mi cuerpo y que indican que en otro tiempo yo estaba ya enfermo... te amo, te he amado siempre, pues tú eres el Tú de mi vida, mi sueño, mi destino, mi deseo, mi eterno deseo.

- ¡Vamos, vamos! –dijo ella-. ¡Si tus preceptores te viesen!

- Me tienen sin cuidado todos.... la República elocuente, el progreso humano en el tiempo, pues ¡te amo!

Ella acarició dulcemente con la mano los cabellos cortados al rape en la nuca.

- Pequeño burgués –dijo. Lindo burgués de la pequeña mancha húmeda. ¿Es verdad que me amas tanto?

Exaltado por ese contacto, ya sobre las dos rodillas, la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, él continuó hablando:

- Oh, el amor, ¿sabes.....? El cuerpo, el amor, la muerte, esas tres cosas no hacen más que una. Pues el cuerpo es la enfermedad y la voluptuosidad, y es el que hace la muerte; sí, son carnales ambos, el amor y la muerte, ¡y ese es su terror y su enorme sortilegio!

La montaña mágica
Thomas Mann 1923

Se han convertido en mi salvación. Hace escasas horas que he leído este fragmento (aunque en mi edición Clavdia y Hans hablan en francés). El libro me tiene fascinada y su autor me despierta el mayor de los respetos. La lucidez de sus frases, el brillo desnudo de sus análisis y reflexiones, la cultura que demuestra... todo se une para obligarme de buen grado a inclinar la cabeza frente a su maestría.
Thomas Mann
Y ahora sólo deseo escapar yo también y encerrarme en esa montaña mágica. Pagaría mi buena salud de buen grado por esa vida fuera del tiempo y del mundo. Alta sociedad para tuberculosos. Quisiera aprender idiomas y seguir escrupulosamente las reglas de reposo como Joachim. Desearía embarcarme en proyectos solidarios como Hans. Escribir y estudiar como Settembrini o el mismo Castorp. Respecto a la pasión que despierta Clavdia aún no me defino, no es ese amor el que me atrae ahora, aún me duele demasiado el corazón. Me llama la belleza helada del paisaje, la ausencia de responsabilidades, el tiempo libre y virginal que se entrega a reflexiones, una sociedad controlada, un mundo cuyos límites parecen estar a la vista. El miedo se difumina, parecemos protegidos, y ellos "los de allá arriba" no saben que todo es mentira, que esa vida la de ellos no es real. ¿O sí lo es? Al fin y al cabo, ¿no aman y mueren como nosotros? Daría todo por abandonarme a la voluptuosidad de esas chaise longes.

sábado, mayo 20, 2006

Diario de un seductor.

No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.

Leopoldo María Panero
"El que no ve" 1980

Los colores de Turner.


Light and Colour (Goethe's Theory) - The Morning after the Deluge - Moses Writing the Book of Genesis.
William Turner 1843



Shade and Darkness — the Evening of the Deluge
William Turner 1843

viernes, mayo 19, 2006

V.

Somos mujeres y como somos mujeres somos hermosas.
Somos mujeres y porque somos mujeres somos diosas.

V. ya está aquí. Y Hache que era buena, hermosa y preciosa ahora es madre y todo su ser es más rico, más vibrante.

martes, mayo 16, 2006

El arte del azote.

"En mi mente el azote no debía ser un castigo. Nunca debería adoptar esa forma, ni siquiera la de un juego. El azote debería ser practicado únicamente por el placer de los dos participantes. Cualquier racionalización le privaría de todo su secreto."

Elogio del azote
Jacques Serguine


Azotar una mujer no es golpearla. Quien así lo cree no sabe nada de azotes ni de mujeres. En el azote deben mezclarse el dolor y el placer.
La tierna carícia ha de curar la mordedura brillante del golpe. Cuando aún suenan los ecos titilantes del dolor, nuestra cerebro ha de estar sintiendo la inmensa dulzura de los labios amorosos sobre la piel enrojecida. así una y otra vez hasta no ser capaz de distinguir dolor de placer y desear al mismo tiempo azotes y besos, pues lo uno no puede ir sin lo otro.

Ilustración de Milo Manara
A veces creo que así está siendo este último año. Un ejercicio perfecto del arte del azote en mi alma. A cada placer, a cada momento de inmensa felicidad, le sucede la angustia, los reproches y el dolor, hasta el punto de que ya no sé si quiero detener esta agonía. Pues me da tanta vida como muerte y sin ella a mi alrededor no encuentro nada capaz de reproducir tanta intensidad.

lunes, mayo 15, 2006

El fornicio.

Fotografía de Eric Boutilier-Brown


Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tacara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

Gonzalo Rojas

Sobre todo lo que resulta favorable al coito.

Has de saber, ¡oh!, Visir (¡la misericordia de Dios sea contigo!), que si deseas experimentar una cópula agradable, que proporcione igual satisfacción y placer ambas partes, es necesario retozar con la mujer y excitarla mediante mordiscos, besos y caricias. Vuélcala sobre el lecho, unas veces sobre su espalda, otras sobre su vientre, hasta que veas que ha llegado el momento del placer. Excítala besando sus mejillas, chupando sus labios y mordisqueando sus senos. Besa su ombligo y sus muslos y apoya una mano provocativa sobre el pubis. Muerde sus brazos y no olvides ninguna parte de su cuerpo. Tómala estrechamente hasta que ella sienta tu amor, luego suspira y entrelaza tus piernas y brazos con los suyos.

Cuando veas los labios de una mujer temblar y enrojecerse, y languidecer sus ojos y hacerse sus suspiros más profundos, sabrás que desea copular. Éste es el momento para situarse entre sus muslos y penetrarla. Si has seguido mis consejos, ambos disfrutaréis de una cópula encantadora que dejará un recuerdo delicioso.

Fragmento de "El jardín perfumado", texto árabe del JEQUE NEFZAWI (Túnez, siglo XIV ó XVI?), en una traducción hecha en 1886 por Sir Richard Burton.

Fuente : www.sexovida.com

domingo, mayo 14, 2006

Arena y cenizas.

Reverie (Ensueño)
Dante Gabriel Rossetti 1868

Pasé por la puerta y lo reconocí. Era el mismo hotel, aquel establecimiento anticuado y decadente al que veníamos hace tantos años. Ni tan siquiera recuerdo con seguridad quien era mi amante. Supongo que fue aquel, el primero, mi primer amor. Debo haber pasado mil veces por la puerta desde entonces, pero de alguna manera había escondido el recuerdo en ese desván de la memoria en el que se acumulan los trastos inútiles. Ya vés, tantas noches de hotel, tantos "te quiero" y sudores compartidos y al final el vacío. La nada.

Mi primer amor pasó. Yo sólo tenía dieciocho años y creía que el amor me daría sentido. Luego vinieron otros amantes, y luego llegó él. Pero al final, todos se han evaporado junto con el sentido. ¿Qué queda de aquellos sueños y miedos que compartimos? Arena en la boca, cenizas en el alma. Ya sé que se supone que las vivencias compartidas quedan en nuestro interior y nos ayudan a seguir creciendo, y bla, bla, bla...

¿Pero qué sentido tiene amar si al final no queda nada? ¿Qué sentido tiene ya nada si no lo tiene el amor?

lunes, mayo 08, 2006

El Trasgo del Sur.

Me gusta ver las vides. Siempre que contemplo esas ramas retorcidas apegadas a la tierra recuerdo al Trasgo del Sur y su corazón de otoño. La ternura me invade el corazón y esa especie de melancolía de quien sueña con un mundo que nunca habrá de pisar.

viernes, mayo 05, 2006

La conjetura de Goldbach.

Todo número par mayor que 2 puede escribirse como suma de dos números primos.

Parece una sencilla regla escolar pero se trata de un enigma matemático. Jamás nadie ha logrado demostrar esta afirmación aún cuando la mayoría de matemáticos cree que es cierta. La conjetura ha sido investigada por muchos teóricos de números y ha sido comprobada por ordenadores para todos los números pares menores que 2×1016.

Este problema es la base de El tío Petros y la conjetura de Goldbach de Apóstolos Doxiadis, una breve y encantadora novela que estoy leyendo ahora. Con el fin de generar publicidad para el libro, el editor británico Tony Faber ofreció un premio de un millón de dólares a aquél que demostrase la conjetura. Nadie reclamó el premio.

¿Quién me iba a decir a mí que las matemáticas también podían ser emocionantes?